_
_
_
_
Reportaje:FÓRMULA 1 | Un español, el campeón más joven de la historia

El rey de la fama

Alonso ha superado en popularidad, según un estudio, a los galácticos del Madrid y a Ronaldinho desde que fue líder

Oriol Puigdemont

Un ídolo es, según la definición del diccionario, una persona amada con exaltación. Y Fernando Alonso encaja en esa descripción desde que irrumpió en el Campeonato del Mundo de Fórmula 1, en 2001, a los mandos de un vulnerable Minardi. La marea roja que en los últimos años teñía las pelouses de todos los circuitos en tributo a Michael Schumacher, siete veces campeón mundial, se ha tornado en solo dos años de azul cielo, los colores del bólido del campeón más joven de la historia. El aura que envuelve al piloto español ha cautivado a todos aquéllos que, tras Pedro Martínez de la Rosa y Marc Gené, ansiaban la llegada de una figura que luchara contra Schumacher y compañía para ganar carreras.

Sólo Schumacher, Raikkonen y el asturiano tienen tienda propia en todos los circuitos
Más información
"He conseguido lo máximo"
Mucho más que un campeón

Albert Agustí es consejero delegado de Havas Sports, una empresa dedicada a la mercadotecnia deportiva que realiza semanalmente un análisis de popularidad de las figuras. Los resultados son utilizados por los anunciantes, que anhelan tener a los iconos juveniles como imagen de sus productos. A día de hoy, ese ránking lo encabeza Alonso con la misma comodidad con la que ha ganado el Mundial. "Primero, solicitamos a los encuestados que nombren deportistas al azar para, más tarde, preguntarles a quién admiran más", comenta Agustí. Los medios informativos tienen una influencia vital para elaborar estos estudios porque de ellos dependen que las hazañas de los deportistas lleguen finalmente al gran público. Los informes de Havas Sports revelan que desde abril de 2004 la popularidad de Alonso ha subido como la espuma en España. El asturiano, hace un año, era el quinto deportista más famoso Ronaldo, Raúl y Beckham, galácticos del Madrid, y el barcelonista Ronaldinho. Ésta fue la tónica hasta abril de 2005, mes en el que Alonso logró su segunda victoria de la temporada en el Gran Premio de Bahrein y se colocó líder del Mundial. Desde entonces es el deportista más conocido por los españoles.

"Cuando teníamos los derechos de emisión de la F-1", comenta Pedro Barthe, jefe de deportes de Televisión Española, "renovábamos el contrato cada año y no pagábamos más de 300 millones de pesetas". "La audiencia no superaba el medio millón de espectadores en todo el territorio español", añade Barthe, quien lamenta que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) desestimara la renovación del contrato de los derechos de televisión del Mundial. "Desde que surgió el fenómeno Alonso todo se ha disparado", concluye.

Con Alonso en la pista, el dinero exigido por Stacourt Limited, la empresa que gestiona los derechos de televisión de la F-1 en España, se han cuadruplicado. Lo mismo ha ocurrido con las audiencias. Todos las carreras de 2005 han superado en número de espectadores las del año pasado e incluso, en los grandes premios de Canadá y Estados Unidos, la audiencia llegó a doblarse. La prueba de Monza, la que brindó a Alonso la oportunidad de coronarse campeón en Bélgica, fue seguida por una de cada dos personas, ya fuera por Tele 5 o por TV3. La media de espectadores del Gran Premio de Italia fue de 5,6 millones, lo que se traduce en un 53,2% de share o cuota de pantalla. Dicho de otra forma: la carrera de Monza fue vista por 1,7 millones de personas más que la disputada en ese circuito hace un año.

Pero la admiración puede resultar muy cara. Las marcas se aprovechan de la devoción de los aficionados, que llegan a pagar grandes cantidades de dinero para llevar la camisa, la gorra o las gafas oficiales del equipo de su ídolo. Sólo tres pilotos del Mundial poseen tienda oficial propia, independiente de las que sus equipos montan en cada carrera: Michael Schumacher, Fernando Alonso y Kimi Raikkonen. Desde un llavero azul con el número 5 de Alonso, de cinco euros, hasta una camisa oficial, de 129, las marcas ofrecen un elenco de objetos de culto a sus iconos. Difícil es encontrar a alguien en las gradas que no porte alguna seña de identidad de su piloto. Algo inusual empieza a darse ya en las carreras, en las que hasta ahora las escuderías arrastraban pasiones y odios. Ataviados con alhajas del rojo de Ferrari, muchos aficionados merodean e incluso compran en las tiendas azules. El fenómeno Alonso, a día de hoy, no tiene freno.

Fernando Alonso juega en la presentación de un videojuego para móviles en Barcelona.
Fernando Alonso juega en la presentación de un videojuego para móviles en Barcelona.ENRIC FONTCUBERTA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_