El hipódromo comienza a galopar
Tras nueve años de inactividad, el recinto hípico madrileño abrirá sus puertas el próximo 23 de octubre
El próximo 23 de octubre está marcado en el calendario de Claudio Carudel. Ese día, por primera vez desde 1997, habrá carreras de caballos en el hipódromo de La Zarzuela.Carudel, de 67 años, lleva toda la vida rodeado de caballos. Fue jinete durante casi 30 y ganó la clasificación de yóqueis durante muchos. "Fueron los mejores años de mi vida", recuerda. Pero cuando el hipódromo se cerró hace nueve, un resignado Carudel, como la mayoría de los profesionales y aficionados madrileños, se vio forzado a despedirse del mundo hípico.
Sin embargo, hace varias semanas ha interrumpido su retiro y acude de nuevo al recinto madrileño, esta vez como director de la escuela de aprendices. Y, no es el único que ha vuelto, decenas de máquinas ultiman todos los detalles para que el hipódromo de la Zarzuela esté listo después de dos años de obras. Tras el deterioro sufrido en las instalaciones por casi una década por abandono, varios proyectos privados de rehabilitación fallidos y mucha polémica; el recinto hípico está recibiendo un profundo lavado de cara. "Junto al Monte del Pardo y con un espacio verde más grande que el Parque del Retiro, va a ser uno de los símbolos de Madrid", aseguran fuentes de la empresa Hipódromo de la Zarzuela. Ya se ha gastado la mitad del presupuesto -50 millones de euros- en el acondicionamiento. El proyecto, financiado con dinero público de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI, con el 90%) y Loterías y Apuestas del Estado (10%) pretende "colocar a Madrid como la referencia hípica de España, e incluso de Europa", dicen estas fuentes.
Las apuestas internas están pendientes de aprobación de la Comunidad de Madrid
La clave de la rehabilitación ha sido recuperar las dos pistas de hierba y arena. "Las pistas representan la inversión más fuerte hasta ahora, y la más necesaria. Tienen que estar en condiciones, o nadie va a poner en riesgo su caballo aquí", afirman. También han sido habilitadas cinco carpas de 2.500 metros cuadrados con enormes cristaleras. Desde allí se podrán seguir las ocho jornadas de carreras de la temporada en que se prevé repartir 528.000 euros en premios a los ganadores, "lo suficiente para garantizar unos buenos ingresos a los propietarios", dicen fuentes del hipódromo.
Otro logro ha sido recuperar las cuadras que se hallaban en un estado de abandono absoluto. Tienen capacidad para 550 caballos, y de momento hay casi 100. En los próximos años, esperan ampliar las cuadras para dar cabida a más de 1.000 caballos.
Lo que no estará listo el 23 del próximo mes será la emblemática tribuna con la cubierta volada, obra del ingeniero Eduardo Torroja y clasificada como Bien de Interés Cultural. Esta estructura, inaugurada en 1941, ha sido un punto de desencuentro entre la sociedad que gestiona el hipódromo y el Ministerio de Cultura. Desde el hipódromo se culpa a las autoridades del Estado por poner "demasiadas trabas" a su reforma. Y por ello, por lo menos durante el próximo año y medio (el tiempo estimado para acometer la reforma), los espectadores tendrán que observar las carreras desde unas gradas temporales que han sido instaladas al lado de la obra de Torroja.
La cuestión de las apuestas, sin embargo, ha sido el mayor escollo. Como otros recintos hípicos, La Zarzuela depende de las postas -representan entre el 50% y el 75% de los ingresos totales- para sobrevivir. Las autoridades del recinto han llegado a un acuerdo con el Estado para autorizar las cruciales apuestas externas, pero aún está pendiente la aprobación de la Comunidad de Madrid sobre las apuestas internas. Y esto, es justo la razón por la que se ha retrasado la apertura del hipódromo tres veces. Pero esta vez no hay vuelta atrás, y el 23 habrá carreras, afirman desde el hipódromo. Ayer 128 caballos salieron a subasta. La actividad vuelve a La Zarzuela.
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