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FUERA DE CASA
Columna
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De aguas y voces

Pasé por Viena. Admiré casi en soledad los dureros, las colas del Museo del Prado me impidieron verlos en Madrid. Allí estaban, en la soledad de las salas enteladas del Museo Albertina. Muy cerca de los inquietantes y eróticos cuadros de Schiele. Un placer ver con tranquilidad esas obras maestras, la perfección de Durero para acercarnos a una liebre, sus verdes hierbas o las turquesas alas de una carraca. Una maravilla disfrutada casi en soledad. Con el placer de la contemplación de una obra de arte imperecedera, salí a las mojadas calles de Viena, me refugié en el café preferido de Thomas Benhardt, pensé en la emoción que produce una pintura de hace quinientos años. Con el efecto de la emoción le comenté mi visita al agregado cultural de la Embajada española, con diplomática educación me aseguró que lo que yo había admirado eran unas copias. Que los originales estaban guardados en caja fuerte. Que el paso de los originales por El Prado fue una excepción y que en muy contadas ocasiones se pueden ver en la ciudad que los conserva. En fin, melancólicamente reconocí que me emocioné ante unas copias. Me sentí un poco burlado, un poco ridículo, pero se me pasó con un buen vino blanco. Salí del café con una ciudad lluviosa. Maravilla musical también la lluvia. Esa cosa rara que algunas veces cae de nuestro cielo de España, bien preciado que también hace diferencias entre las autonomías. El placer del agua, un bien cada día más escaso.

El agua ha sido algo muy común en la vida de algunos amigos. No puedo entender a Juan Cruz sin el agua, aunque algunas veces beba aguas de Escocia. En el lado contrario estaba José Hierro, no se le puede uno imaginar bebiendo agua. Una vez le cambiaron el contenido de uno de esos vasos de aguardiente que bebía cotidianamente de buena mañana, le llenaron el vaso de agua clara. Al llevarse el contenido a la boca lo escupió inmediatamente. Muy sorprendido con aquel sabor dijo: "¿Pero, esto qué es?". "Agua", le contestaron. Dio otro sorbo, saboreó y, un tanto extrañado, dijo: "Pues no está tan mal". Bebió un poco más de su copa de agua, pero, eso sí, sin abusar.

También fue buen bebedor de aguardientes, de anises de su pueblo, de Chinchón -muy cerca de la casa / refugio de Pepe Hierro- José Sacristán. Me acerqué al teatro donde representa Almacenados. Comprobé que este actor tiene más tablas que misas. Que es capaz de llevar la emoción a la escena con un personaje que representa todo lo que no queremos ser. Abnegado, sometido, maniático, esclavo del trabajo o, lo que es peor, del aburrimiento de un trabajo sin sentido, mal pagado, tan previsible y ordenado como una fila de laboriosas hormigas. Una vida entera llena de nada y aburrimiento. Hay que ser un gran actor para meterse en esa piel. Sobre todo cuando se ha sido cómico de muchas leguas, de bastantes juergas y de papeles tan atrevidos como aquel de la obra de Rodríguez Méndez, Flor de otoño, la historia de aquel burgués de la Barcelona del Barrio Chino, del Paralelo, que no se encontraba a gusto en su cuerpo de hombre. Sacristán fue el travestido en la versión para el cine de Pedro Olea.

La misma obra que abre la temporada teatral del María Guerrero. Un rescate, con muchas glorias de la escena - María Asquerino, Jannine Mestre, Francisco Piquer- y con un joven actor que ya tiene experiencias en travestismos con Almodóvar, Fele Martínez. Una apuesta del moderno y clásico buscador teatral y cinematográfico que dirige teatros nacionales, Gerardo Vera. Y lo más curioso, no es catalán; incluso todavía más raro, es de Madrid. Gerardo Vera, un madrileño en Madrid, viene buscando guerra. Quiero decir que viene con algunas propuestas que están muy lejos de la estética del renovado hacia atrás Mariano Rajoy. No sólo repone esta obra de homosexualidad, de quitar caretas a la moralina, sino que también nos invita a acercarnos a una obra del culto y provocador, Jean Cocteau, La voz humana. Allí veremos a otra actriz que viene de haber sido una de las más reconocidas chicas Almodóvar, Cecilia Roth. Ya son ganas de provocar, precisamente ahora que el líder popular está en su campaña contra los matrimonios gays. En fin, menos mal que en la comunidad sigue mandando Esperanza Aguirre. Por cierto, ¿qué televisión madrileña dará noticia de estos estrenos?, ¿la legal o la pirenaica?

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