Imperial Nowitzki
La figura alemana gana un duelo antológico con Navarro y frustra el pase de España a la final
Nowitzki, imperial, demoledor, inmenso, frustró el pase a la final de España. El gigante con manos de seda consiguió agujerear tanto el aro español que la inmensa operación de rescate de Navarro, que mantuvo un diálogo de tú a tú con la superfigura de la NBA, no fue suficiente. Calderón tuvo la última palabra pero, muy azuzado por el tiempo, tres segundos escasos para completar la última jugada, falló un triple, el último cartucho. Alemania disputará la final ante Grecia y España luchará por la medalla de bronce ante Francia.
Alemania ganó porque el juego español fue demasiado intermitente y también porque concedió demasiados triples: 13, frente a los dos que ofreció como réplica en un apartado en el que hasta Navarro estuvo garrafal (0 de 5). El juego español fue la mar de fluido mientras mantuvo abierto el campo y obligó a la defensa alemana a estirarse como chicle para cerrar los espacios. En el otro lado de la cancha, los alemanes sufrieron más problemas para hincarle el diente a la defensa española. El quinteto español encontró oxígeno en la atmósfera apacible y destensada en que se sucedían las acciones. Como si no se tratara de una semifinal. Fueron anotando todos, incluido Jiménez que se destapó después de un campeonato en el que, por momentos, estuvo pálido. Sus seis puntos, cuatro rebotes y un robo de balón adornaron al equipo español, que fue al galope durante 14 minutos (21-30). A partir de ahí, todo cambió.
Navarro y Garbajosa fueron relevados y se inicio el naufragio ofensivo español. Sin sus dos bastiones en la cancha, bajó el tono del juego de conjunto hasta límites alarmantes. España se pasó los últimos seis minutos previos al descanso sin anotar una sola canasta, únicamente cinco tiros libres. Alemania recuperó terreno con tres triples consecutivos, dos de ellos de Nowitzki, que se encontró mucho más cómodo ante De Miguel que ante Garbajosa. A España, por el contrario, le falló el tiro exterior y empezó también su martirio con los tiros libres. Si mantuvo el tipo (35-34) fue debido a su neta superioridad en el rebote, especialmente en el ofensivo.
El segundo tirón español se produjo en el tercer cuarto. Volvió a colocarse España con nueve puntos de renta (48-39) gracias a que los alemanes no eran capaces de sujetar ni a Navarro, que volvió a ponerse las botas desde la línea de tiros libres, ni a Vázquez, que confirmó la sensacional impresión que causó el día anterior ante Croacia. La línea de tres puntos volvió a martirizar a la defensa española. Casi todos los jugadores alemanes eran capaces de hacer daño desde allí. El partido llegó en tablas a su recta final.
La cosa acabó de ponerse definitivamente fea a siete minutos y medio para el final cuando Alemania, con otro triple de Nowitzki, se puso cinco puntos por delante (57-62) y obligó a Pesquera a parar máquinas y repasar la hoja de ruta. España volvió a sufrir otro cortocircuito en su juego ofensivo y se pasó cuatro minutos sin anotar. Ademas, de poca cosa sirvió el tiempo muerto pedido por el seleccionador español porque Nowitzki metió la directa, sumó nueve puntos consecutivos por más manos y cuerpo que le pusieran delante Felipe Reyes y Vázquez.
Alemania dio un estirón de aúpa: 70-59 con menos de cuatro minutos por consumirse. Pero en ese momento España actuó con más vivacidad que nunca, con Navarro a la cabeza, que anotó hasta ocho puntos consecutivos y logró dar de nuevo la delantera a su equipo. Quedaban 15 segundos. Demasiado como para que Nowitzki dijera su última palabra. Con un sensacional canastón anotó su punto 27, exactamenre los mismos que Navarro, y dejó el partido visto para sentencia. Sólo por ver ese antológico duelo final de titanes valió la pena.
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