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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Fotografía 'a vuela pluma'

Mencione a alguien que un libro de fotografías, concretamente el firmado por William Klein, New York (Seúl, 1956), luce en un museo como un diamante encerrado en una urna, y que está asegurado en 3.000 euros. Observe cómo le muda el semblante. Incluso en estos malos tiempos en que la fotografía siente la amenaza de los formatos godzilla, nótese cómo en la bondad de emprender la exhibición de unas imágenes ya canónicas de algunos de los autores más decisivos de los cincuenta a los setenta, el visitante es capaz de descubrir que el mito de la memoria es capaz de enmendar la falta de ambición.

Para empezar, la muestra, subtitulada La fotografía, del libro al museo, es una selección de los fondos del departamento de fotografía del MNAC y de la Maison Européenne de la Photographie de París, vertebrada en torno a la idea de la autonomía artística por parte de unos fotógrafos que abandonaron la horizontalidad del libro como único medio de difusión de sus trabajos para abrazar la verticalidad de las paredes de los museos. Los ejemplos más tempranos vienen del mencionado New York, convertido ahora en joya altamente asegurada, y del publicado por Robert Delpire para Robert Frank, Les Américains (1958). Tanto el fotógrafo neoyorquino como el suizo firmaron la sentencia de obsolescencia de la fotografía moderna dominada por los discursos del realismo y el reportaje, y cuyo máximo exponente fue la exposición The family of Man, presentada en el MOMA en 1955 y comisariada por Edward Steichen, cuyo denominador común era el human interest y la fotografía live. Tal y como la describió Petr Tausk, sobre el nacimiento de este "arte de exponer" en su célebre Historia de la fotografía en el siglo XX, parecía que el hito que significó The family of Man supuso un punto y aparte de esos "grandes reportajes que habían sido publicados en los más destacados semanarios gráficos, con temas sociales, como los natalicios, la infancia, la adolescencia, el amor y la vejez", una forma de mostrar los valores humanos asumidos en su mayoría por la american way of life nacida en la posguerra.

EDITADO, EXPUESTO. La fotografía, del libro al museo

MNAC. Montjuïc, s/n. Barcelona Hasta el 8 de enero de 2006

A finales de los cincuenta fueron muchos los fotógrafos que conquistaron su identidad como autores

La biblia de imágenes de Steichen hace el papel de guía ciego en esta exposición de gabinete, jalonada en pequeñas capillas por las series de trabajos de diez fotógrafos: Klein y Frank son la avanzadilla, le siguen Avedon, Larry Clark, Irving Penn, Koudelka, Ralph Gibson, Bernard Plossu, Xavier Miserachs y Joan Colom. Podría haber muchos más, y es evidente que el marco temporal podía ser más amplio -Brassai, Cartier-Bresson, Capa, Friedlander, Ruscha, Winogrand, o tantos contemporáneos- sobre todo porque a finales de los cincuenta fueron muchos los fotógrafos que conquistaron su identidad como autores, en revistas y diarios, y que además acompañaron y en ocasiones asumieron un control relativo sobre los textos que acompañaban sus imágenes; muchos de ellos fueron de grandes escritores, el caso de Jack Kerouac, o Vargas Llosa ilustrado por Xavier Miserachs (Los cachorros), Cela y Maspons-Oubiña (Torero de salón), Ignacio Aldecoa y Ramón Massats (Neutral corner). Una vitrina al final del recorrido recoge algunos ejemplos de estos últimos, editados por la colección Palabra e Imagen, de Lumen.

Jean-Luc Monterosso y David

Balsells, comisarios de la exposición, reconocen algunos vacíos. "Hacer una selección de los diez mejores libros de fotografía como útil de creación hubiera representado otra exposición y otro proyecto, porque hemos partido de ciertas limitaciones, como las condiciones del espacio disponible y las colecciones igualmente disponibles, y no de nuestros gustos personales. Además, hemos tenido en cuenta el impacto local de los trabajos presentados, como Le voyage mexicain, 1965-1966, del fotógrafo de nacionalidad francesa Bernard Plossu, publicado en los setenta en la revista Nueva Lente. Quizá no esté considerado como una obra importante, pero para nosotros marca una etapa en la reivindicación y reapropiación del libro".

A escala editorial, el libro de Plossu (Dalat, Vietnam, 1945) está vinculado a la aventura de Contrejour, editorial que tuvo un importante papel de difusión en Francia, y es su primer trabajo como aficionado que se convierte en fotógrafo, fuertemente influido por Robert Frank, pues ambos fueron capaces de romper con la tradición humanista de la fotografía. De este último encontramos algunas de las imágenes que fueron punto de partida radical para toda una generación de fotógrafos: en The Américains asistimos a la reinvención de la fotografía y, en este caso, la edición sería la protagonista estelar y modelo preferido de toda una generación de creadores, hasta tal punto que algunos consideraban que su trabajo comenzaba a existir en el momento en que éste era editado. En la exposición encontramos los ejemplares de los libros en su edición original y una pantalla que permite su visualización a base de un "hojeo" virtual.

Richard Avedon aparece representado con la serie Observacions (1959), Xavier Miserachs, con Barcelona Blanc i Negre (1964), y Joan Colom, con Izas, Rabizas y colipoterras (1964), un documento impagable sobre el barrio chino barcelonés. Ralph Gibson se editó a sí mismo en The Somnambulist (1970) y Larry Clark lanza una lluvia de poesía en la marginalidad de Tulsa (1971). Si Irving Penn descubre la etnografía tanto en el rostro de Colette como en las estatuas humanas de Nueva Guinea (Worlds in a small room, 1974), Koudelka recoge sus experiencias con los gitanos de la antigua Checoslovaquia (Gypsies, 1975). A partir de ahí, la fotografía artística abandona su regazo de bibliófilo para apoderarse de las paredes, metamorfoseándose y agrandándose hasta convertirse en pura imagen. Una de las virtudes de Editado, expuesto es la de reconocer la importancia del, por así llamar, decoro del formato, y que marcará la poética de la nueva fotografía. Imposturas aparte.

Una imagen del libro 'Ciudad de México' (1966), de Bernard Plossu
Una imagen del libro 'Ciudad de México' (1966), de Bernard Plossu

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