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Reportaje:FÚTBOL | Un nuevo 'caso Bosman' a la vista

La revolución que viene

La FIFA se enfrenta a un proceso judicial que puede obligarle a indemnizar a los clubes por la cesión de internacionales

Abdelmajid Oulmers tiene 26 años, nacionalidad marroquí y un apellido que pronto será tan conocido como el de Jean-Marc Bosman, el mediocre centrocampista belga que revolucionó el mundo del fútbol al conseguir que el tribunal de Luxemburgo cambiase radicalmente el reglamento de la FIFA y terminase con las barreras proteccionistas del fútbol. Como Bosman, Oulmers es un futbolista de rango menor que no ha saltado a la fama por sus regates y sus goles, sino por un juicio, que comienza hoy: su club, el Charleroi belga, ha puesto a la FIFA contra las cuerdas al presentar una querella ante el Tribunal de comercio de Bruselas para exigir que el organismo rector del fútbol corra con los gastos y las consecuencias de recibir jugadores en préstamo para los partidos de las selecciones. La razón: Oulmers volvió gravemente lesionado de un partido con Marruecos y el Charleroi quiere ser compensado por no poder contar con sus servicios durante ocho meses, misión en la que le apoya el G-14, la asociación que agrupa a los 18 clubes más poderosos del mundo, entre los que se encuentran Barça, Madrid y Valencia.

EL G-14: "No queremos que la FIFA pague por cada seleccionado, sino que reparta sus ingresos"

"La base de nuestra demanda", dice Thomas Kurth, mánager general del G-14, "es que creemos que la actividad de la FIFA viola la Ley de Competencia de la Unión Europea al actuar como regulador y agente interesado en el mismo mercado. Organiza competiciones y al mismo tiempo elabora el reglamento que obliga a los clubes a ceder a sus jugadores en fechas y circunstancias unilateralmente impuestas". Los clubes quieren participar de la elaboración del calendario que regula el fútbol mundial. Quieren tener voz y voto en la organización de su deporte. Pero en todas las conversaciones resuenan con fuerza dos palabras: dinero e ingresos. "Las competiciones que organiza la FIFA, como el Mundial o la Eurocopa, generan enormes ingresos. Nosotros no queremos que nos paguen cada vez que llamen a uno de nuestros jugadores, pero sí participar de los ingresos que generan las grandes competiciones, en un porcentaje aún por determinar", explica Kurth. "Cuando los tribunales decidan si el reglamento viola la Ley de Competencia o no, tendremos que buscar puntos en común con la FIFA y, quizás, pedir compensaciones por ceder a nuestros jugadores a las selecciones, incluso con carácter retroactivo", continúa. "Podemos entender que vuelvan cansados de sus concentraciones como un riesgo asumible, pero en casos como el de Oulmers habría que establecer un fondo para lesiones".

Sólo como consecuencia de la última jornada de partidos clasificatorios para el Mundial de Alemamia, disputada hace dos semanas, se han lesionado Zidane y Ronaldo (Madrid), Thuram (Juventus), Makelele y Del Horno (Chelsea), Luque (Newcastle), Morientes (Liverpool) o Makaay (Bayern de Munich). No es el único problema: "Las fechas elegidas para esos partidos son tan raras y desgastan tanto que en el 100% de los casos perdemos el partido que juguemos tras una concentración de la selección", cuenta un directivo de uno de los equipos españoles del G-14. También protestan los entrenadores: "Las selecciones deben pagar a los clubes por sus lesionados en los partidos internacionales", se queja Fabio Capello, del Juventus. "El club paga a los futbolistas, y si se le lesionan han perdido parte de su inversión económica".

Mientras los clubes protestan, la FIFA calla. "No queremos dar nuestra opinión sobre un caso que está en los tribunales, pero nos lo estamos tomando muy en serio porque pensamos que cuestiona un elemento fundamental del fútbol", explica John Schumacher, del departamento de comunicación de la FIFA que, sin embargo, también actúa con energía: Joseph Blatter, su presidente, ha pedido a la federación belga que sancione al Charleroi por acudir a la justicia ordinaria. Al mismo tiempo, durante el Congreso de la FIFA, celebrado la semana pasada en Marruecos, Blatter recordó cual es su visión del problema: "La estructura del fútbol tiene forma de pirámide", dijo. "En la base están los clubes y los jugadores, sobre los que se apoyan las federaciones nacionales. Y en el vértice de la pirámide está la FIFA", argumentó. Conclusión: "Lo vamos a parar, no habrá un segundo caso Bosman". No habrá dinero para los clubes por ceder a los internacionales a sus selecciones. La razón: la FIFA siempre recuerda que reinvierte el 75% de los beneficios generados por las competiciones que organiza en las federaciones nacionales, que son las que negocian con los clubes. "En España, la ley obliga a los clubes a ceder a sus jugadores a la selección, aunque no especifica si se les debe compensar o no", explica Rogelio Núñez, portavoz de la Federación española. "El pago, establecido como un canon obligatorio, no se da en ningún otro lado. Históricamente, ninguna federación ha pagado por los jugadores". Curiosamente, la propia federación recoge en un estudio de 1998 que la federación holandesa pagaba 6.760 euros por la cesión de cada jugador al día, política que también seguían las federaciones alemana -2.043-, belga -1.800- o francesa -1.200. Hoy, con las compensaciones convertidas en carne de juzgado, es difícil actualizar las cifras. "Ese tipo de cosas no se discuten en público", dicen en la federación belga, la misma a la que Blatter ha pedido un castigo para el Charleroi.

Thomas Kurth, Florentino Pérez y Adriano Galliani (presidente del Milan), a la derecha, en una reunión del G-14.
Thomas Kurth, Florentino Pérez y Adriano Galliani (presidente del Milan), a la derecha, en una reunión del G-14.EFE

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