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Crítica:JAZZ | 'Nueva Orleans en el corazón'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El viejo espíritu

Insistían los convocantes en que se trataba de un acto solidario, de ahí su título: New Orleans en el corazón. Acostumbrados a una existencia casi clandestina, los músicos de jazz de Nueva Orleans nacidos o residentes en Madrid, salieron de sus catacumbas para llamar la atención acerca de lo precario de la situación en que han quedado sus congéneres de aquella ciudad entrados, la mayoría de ellos, en años; privados de sus viviendas y de los medios para ganarse la subsistencia. La sesión, organizada a la carrera, obtuvo la respuesta de aficionados y famosos de profesión y, lo que llama la atención, la del alcalde de la Villa y Corte, que se avino a cortar al tráfico la distancia que separa la plaza de Santa Ana del teatro Reina Victoria para que lo recorrieran al paso los veintitantos instrumentistas. Su música alegre y ruidosa sembró el estupor entre los viandantes desprevenidos. No hubo, sin embargo, protestas ni malas caras, sino todo lo contrario.

Nueva Orleans en el corazón

La Brasa Band; Mississippi Dixie-Band; La Nueva Orleans Jazz Band. 16 de septiembre. Teatro Reina Victoria, Madrid.

Llegados los músicos a su punto de destino, se pasó a la actuación sucesiva de la Brasa Band, la Mississippi Dixie-Band y La Nueva Orleans Jazz Band, los segundos teniendo como solista invitado a Joseph Siankope, trompetista y cantante, a quien se homenajeó en su condición de ciudadano honorífico de la ciudad de Nueva Orleans. Como en los buenos tiempos: un único micrófono y todos los intérpretes puestos en pie rodeando al mismo. El viejo espíritu inspirando las piezas que se han venido interpretando desde el principio de los tiempos y aquellas otras tomadas del repertorio actual que, convenientemente arregladas, otorgan pasaporte de modernidad a un género que no vive de las rentas. Y, como postre, todos de vuelta sobre el escenario, primero, y por entre las filas de butacas, después, acompañando a los santos en su marcha, tal y como se ha venido haciendo por las calles de la ciudad del Delta desde época remota (mientras vuelve la normalidad tras el Katrina, existe una cuenta corriente gestionada por la dirección del histórico club Preservation Hall para ayudar a los veteranos jazzmen en apuros -0049 1811 35 2110435460 ref. Ayuda Músicos New Orleans-).Insistían los convocantes en que se trataba de un acto solidario, de ahí su título: New Orleans en el corazón. Acostumbrados a una existencia casi clandestina, los músicos de jazz de Nueva Orleans nacidos o residentes en Madrid, salieron de sus catacumbas para llamar la atención acerca de lo precario de la situación en que han quedado sus congéneres de aquella ciudad entrados, la mayoría de ellos, en años; privados de sus viviendas y de los medios para ganarse la subsistencia. La sesión, organizada a la carrera, obtuvo la respuesta de aficionados y famosos de profesión y, lo que llama la atención, la del alcalde de la Villa y Corte, que se avino a cortar al tráfico la distancia que separa la plaza de Santa Ana del teatro Reina Victoria para que lo recorrieran al paso los veintitantos instrumentistas. Su música alegre y ruidosa sembró el estupor entre los viandantes desprevenidos. No hubo, sin embargo, protestas ni malas caras, sino todo lo contrario.

Llegados los músicos a su punto de destino, se pasó a la actuación sucesiva de la Brasa Band, la Mississippi Dixie-Band y La Nueva Orleans Jazz Band, los segundos teniendo como solista invitado a Joseph Siankope, trompetista y cantante, a quien se homenajeó en su condición de ciudadano honorífico de la ciudad de Nueva Orleans. Como en los buenos tiempos: un único micrófono y todos los intérpretes puestos en pie rodeando al mismo. El viejo espíritu inspirando las piezas que se han venido interpretando desde el principio de los tiempos y aquellas otras tomadas del repertorio actual que, convenientemente arregladas, otorgan pasaporte de modernidad a un género que no vive de las rentas. Y, como postre, todos de vuelta sobre el escenario, primero, y por entre las filas de butacas, después, acompañando a los santos en su marcha, tal y como se ha venido haciendo por las calles de la ciudad del Delta desde época remota (mientras vuelve la normalidad tras el Katrina, existe una cuenta corriente gestionada por la dirección del histórico club Preservation Hall para ayudar a los veteranos jazzmen en apuros -0049 1811 35 2110435460 ref. Ayuda Músicos New Orleans-).

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