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Crónica:FÚTBOL | Primera jornada de la Liga de Campeones
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Barça se corrige a tiempo

Los azulgrana vencen al Werder Bremen con goles de Deco, de rebote, y Ronaldinho, de penalti

Ramon Besa

Aprendió el Barcelona a mirar el marcador, y ya lleva dos partidos resueltos sin atender al campo de juego, o cuanto menos, sin ponerse delante del espejo como solía cuando se le tenía por un referente futbolístico. Ha perdido capacidad de seducción y ya no va a por el rival sino que sólo le interesa el partido. A veces incluso se diría que el poder le ha cambiado y se ha vuelto tan resultadista como cualquier campeón. Ya no cuenta las jugadas sino que se remite a los goles, y ayer le marcó dos al Werder Bremen en un partido muy mediocre, alejado de la pomposidad que se le suponía a su debut en la Champions.

La impotencia de los alemanes contrastó con la suficiencia de los azulgrana, que rectificaron sobre la marcha después de concederse una siesta de media hora. A la espera de que sus jugadores desequilibrantes se pongan en forma, mientras se aguarda a Xavi y Ronaldinho, los futbolistas que dan sentido al equipo, el Barça gobierna con el oficio de Deco y el saber estar de sus veteranos, y se encomienda a las jugadas episódicas. Más práctico y convencional que nunca, incluso es capaz de defenderse en su propio campo cuando su éxito estuvo siempre en conquistar la cancha ajena.

WERDER BREMEN 0 BARCELONA 2

Werder Bremen; Reinke; Owomoyela, Pasanen, Naldo, Schulz; Frings, Baumann (Jensen, m. 61), Micoud, Borowski; Klasnic y Valdez (Hunt, m. 82).

Barcelona: Valdés; Belletti (Edmilson, m. 46), Oleguer, Puyol, Gio; Xavi (Van Bommel, m. 78), Márquez, Deco; Giuly (Messi, m. 65) Ronaldinho y Eto'o.

Goles: 0-1. M. 12. Gio centra al área desde la derecha, Deco controla, Ronaldinho pasa atrás, Eto'o la toca y Deco, con la colaboración de un defensa, chuta a gol.

0-2. M. 75. Ronaldinho transforma un penalti cometido por Schulz sobre Messi al derribarlo en el área.

Árbitro: Terje Hauge (Noruega). Amonestó a Oleguer, Márquez y Deco.

Unos 45.000 espectadores en el Weserstadion de Bremen.

El equipo alemán resultó al final un rival cándido, tan falto de pegada como de fortuna
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Nada más llegar al campo, pareció que Rijkaard había puesto el piloto automático y sólo volvería a tocar la alineación por necesidad. Aunque nada tienen en común, el Barcelona enfrentaba al Werder Bremen con la misma formación que dispuso ante el Mallorca, señal de que quedó contento. Nada sorprendente, por otra parte, si se atiende a que los alemanes son atacables por las bandas y, consecuentemente, mejor jugar con laterales naturales que con centrales reciclados, aún cuando la altura del rival invitaba a recurrir a futbolistas de tallo largo como Edmilson. Más que una cuestión de nombres, al fin y al cabo se trataba de un asunto de estilo. Al Barça sólo se le había reprochado hasta el momento una cierta desidia o ensimismamiento y Rijkaard entendió que el equipo despertaría simplemente con el enunciado del partido: la Champions. Una falsa impresión.

El gol de Deco certificó inicialmente el parecido que guardaba el Barça de ayer con el que ganó la Liga. Los goles de rebote del portugués fueron un clásico del curso pasado, y el de anoche se adivinaba disuasorio para el Werder Bremen. Ocurrió, sin embargo, que el Barcelona se convenció a destiempo de que tenía el partido resuelto y se abandonó precipitadamente. Muy impreciso y destensado, se aflojó hasta dejarse caer en su campo, perdió reiteradamente el balón y los zagueros las pasaron canutas para cerrar a Valdez y Klasnic. Hasta cuatro remates de gol se dibujaron frente a la portería barcelonista antes del descanso. Al Werder Bremen sólo le faltó Klose para empujar la pelota a la red.

A la que no ataca, cuando deja de ser agresivo, el Barcelona pierde su encanto porque le cuesta descansar con la pelota. Los volantes no entraban en juego, Ronaldinho apareció muy poco y el equipo perdió presencia en la divisoria para suerte del Werder Bremen, que se fue a por el partido con tanta determinación como falta de tino. Apretó las líneas y presionó tan arriba que llegó a jugar un buen rato en el área forastera. El partido se puso muy barroco por la fortaleza alemana y los sustos se sucedieron frente a la portería del Barça, incapaz, por otra parte de combatir la línea de fuera de juego que tiraban los alemanes.

Rijkaard se espantó y prescindió de Belletti para dar entrada a Edmilson mientras Oleguer pasaba a defender el lateral derecho. Entendió el entrenador que al equipo le faltaba físico para combatir el poderío alemán y el Barça recuperó el formato del primer acto en Mendizorroza. Apareció entonces un plantel más fuerte y combativo, más valiente y también más difícil para el Werder. La contienda se equilibró y, en igualdad de condiciones, el Barcelona es más equipo que el alemán. A cada minuto que pasaba, los azulgrana conquistaban un palmo de terreno y a la que alcanzaron la línea de tres cuartos con la pelota en su regazo, soltaron a Messi. A falta de profundidad y velocidad en el equipo, el juego del argentino es un regalo para el Barça y para el público. Messi fue quien forzó el penalti que bajó la persiana del partido y certificó al fin y al cabo la superioridad del Barça frente a un cándido Werder Bremen, sin pegada y sin suerte. Acabado y resuelto el choque, el Barcelona vuelve al diván para recapacitar sobre la duda de siempre: Belletti o Edmilson. Hay tiempo para decidir la alineación y recontrarse con su versión original porque, mientras tanto, le salen las cuentas, aunque todavía le duela el empate con el Alavés.

Ronaldinho, junto a Gio, felicita a Deco tras el gol de éste, el primero del Barça.
Ronaldinho, junto a Gio, felicita a Deco tras el gol de éste, el primero del Barça.AP

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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