Muertos sin sepultura
De cuando en cuando nos visita en Madrid la compañía La Zaranda, desde su ámbito de Andalucía la Baja. Nunca es un teatro preocupante. Lo fue quizá la primera vez, por entonces lo veía uno con la lección aprendida de antes, del "Teatro de la Muerte", del polaco Kantor. Es grato encontrar aquí algunos de aquellos hallazgos: el vals a gran volumen, los movimientos dolorosos y torpes de los muertos vivientes, las máscaras que pasan, el banquete fúnebre... Y Solana, el pintor castellano, con sus caras lívidas; y Valle-Inclán disecado, tieso, sin su ampulosidad, sin su riqueza de lenguaje. Llegan, como otras veces, bandas procesionales, con marchas para el andar de los muertos vivientes. Y el discurso en andaluz: no sólo el acento legal, sino el añadido por la gracia de la compañía y por el retablo esquelético.
Homenaje a los malditos
De Eusebio Calonge. Intérpretes: Gaspar Campuzano, Francisco Sánchez, Enrique Bustos, Fernando Hernández, Ana López, Maria Duarte, Ana Oliva. Dirección: Paco el de la Zaranda. Teatro Español.
Sonríe uno tranquilo. No hay que pensar mucho: es lo de siempre, hecho como siempre.
Dentro de este desfile de despojos hay que reconocer la perfección de los actores, la gracia de alguna actriz, el encuentro con ciertos símbolos usados en otros sentidos del que tienen, el choque visual de lo vivo y lo muerto. Como siempre, también el público subrayó con risas la caricatura mortal, algunas frases que entendió, algunos efectos conocidos. Pero debe tener cuidado La Zaranda: un día vendrá a Madrid y no ocurrirá nada. No comprenderán por qué, si ellos son los de siempre: y será precisamente por eso.
Babelia
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