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Crítica:ÓPERA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

De no creerlo

En los 53 festivales líricos de A Coruña organizados por los Amigos de la Ópera no se había incluido hasta anteayer un título wagneriano, aunque el ahora elegido, Lohengrin, se había programado en la ciudad ya en el siglo XIX, como recuerda Xoan Carreira en un documentado artículo del programa de mano. La ocasión no se podía dejar escapar, aunque fuese en versión de concierto. Se tenía disponible a uno de los grandes directores musicales del momento, el ruso Semyon Bychkov, habitual de Salzburgo o Dresde, al frente de la Sinfónica de Castilla y León, y al tenor surafricano Johan Bohta en el personaje de Lohengrin, ambos con la prescindible "excusa" de rodar la ópera antes de presentarla este otoño con una nueva producción en la Ópera de Viena. Se completó la faena con un reparto de garantía desde Petra Lang, como Ortrud, y Erika Sunnegard, como Elsa, hasta Alfred Walter, como Telramund, e incluso el español Ángel Ódena en el rol del heraldo.

Lohengrin

De Wagner, en versión concierto. Director musical: Semyon Bychkov. Con Johan Bohta, Erika Sunnegard, Petra Lang, Alfred Walker, Johan Tilli y Ángel Ódena. Orquesta Sinfónica de Castilla y Leon. Coro Nacional Checo. LIII Festival de Ópera de A Coruña. Palacio de la Ópera. A Coruña, 7 de septiembre

Las versiones sin escena permiten una concentración mayor en los aspectos puramente musicales. La estrella fue Semyon Bychkov. Había, de entrada, una predisposición especial. El maestro ensayó mañana, tarde y noche desde el 26 de agosto a una orquesta ya preparada previamente por su asistente. Que una figura internacional de la dirección musical se vuelque con esta dedicación no es normal. Y así se produjo el milagro. La orquesta castellana sonó de ensueño -en el fraseo de la cuerda, en el empaste de los vientos- a las órdenes de un Bichkov vibrante, colorista, apasionado, lúcido y entregado hasta el último suspiro. Se cantó bien, además, con un Lohengrin poderoso a la vez que tierno, una Elsa elegante y tímida y una Ortrud trágica y hasta perversa. El coro checo, sin excepcional ni mucho menos, mostró lo mejor de sí mismo al comienzo del tercer acto. Fue una velada sensacional, una locura. Mañana se repite con los mismos artistas en Salamanca. El éxito en A Coruña fue apoteósico.

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