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Crítica:LA LIDIA | Valladolid
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Puro bostezo

El primero de los festejos mayores resultó un tostón del uno. A un ganado descastado, sin fuerzas, indigno de esta feria y de su afición súmese la labor vacía de contenido de los espadas. Cómo fue la cosa que la bomba riega fue la protagonista de la tarde. Su presencia en el ruedo dividió a los tendidos. Mientras sus detractores reclamaban la tradicional manguera, los otros apostaban por la tecnología punta que supone el motorizado sistema de riego. Risas, pitos y palmas fueron la nota de color; el resto, puro bostezo.

Abrió la tarde Sebastián Castella, al que le salió por primero un toro rebrincao por lo que quedaron afeados los lances. Mientras uno trapeaba a la verónica, el otro iba en plan saltatapias. Un minipullazo y un serial de ayudados por bajo acabaron con los altos y las fuerzas. Sólo quedó el tesón pegapasista que se exige hoy en día. En el otro, al que desde el tendido le compararon con una cabra, vino a hacer un calco de su anterior actuación. Fiel al compromiso de mantenerse sin su puesto de trabajo hasta el final se sirvió para escuchar un aviso.

Fernández / Castella, Marín, Gallo

Toros de Herederos de Atanasio Fernández, justos de presencia, escasos de fuerza, mansos y descastados. Sebastián Castella: pinchazo, media estocada (saludos); pinchazo, metisaca -aviso-, estocada (palmas). Serafín Marín: estocada (saludos); estocada desprendida (oreja). Eduardo Gallo: pinchazo, media estocada, descabello (saludos); estocada (silencio). Plaza de Valladolid, 5 de septiembre. 3ª de feria. Algo más de media entrada.

A Serafín Marín le bastaron tres estatuarios y un paso del desprecio para quedarse con el personal. Ya puestos a torear, no toreó, más bien destoreó. Percatado del éxito recurrió a la siempre socorrida aplaudida manoletina. En el otro se apuntó al carro del triunfalismo. Desaprovechando una excelente para intentar el toreo. Exageradamente colocado a la pala de los pitones tiró de extremo de la herramienta hasta la saciedad, su falta de mando consiguió que alguno de los pases resultara aceptado, para su sorpresa.

Moda

Eduardo Gallo se dejó la garganta de tanto vociferar al toro. A parte de esto, alguna posturita de moda. En el que cerró festejo, el menos potable del encierro, su toma y daca fue más deslucido, más enganchado. Perdidos los papeles, terminó escuchando música de viento.

Súmese al aburrimiento la desilusión que ha causado entre la afición la no presencia de El Cid en las dos tardes contratadas. El grave percance sufrido por el sevillano en Mérida le impedirá hacer el paseo. Taurinamente hablando, ésta es la noticia de impacto en los mentideros taurinos. Es el único que hace el toreo, dicen unos. Después del El Cid, nadie, y después de nadie, Dios dirá, concluyen otros. Los aficionados, entre otras muchas cosas, son unos apasionados. En realidad, esta feria va a ser la de las sustituciones: a la ya anunciada hay que añadir que hoy Perera sustituirá a Matías Tejela y que la presencia de César Rincón parece ser que está en el aire.

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