Más preguntas que respuestas
'Perdidos' despide su primera temporada en TVE-1 planteando nuevas incógnitas
El último capítulo de la primera temporada de Perdidos (esta noche, 22.00, TVE-1) abre más incógnitas que las que desvela. Ése era sin duda el deseo de sus guionistas: "Es parte de la gracia. Justo lo que yo buscaría si fuera el espectador", reconoció ante la prensa internacional uno de los creadores, J. J. Abrams, durante la presentación del final de la serie que reúne a los 48 supervivientes de un accidente aéreo sobre una misteriosa isla del Pacífico. Más que un gracioso o un telespectador masoquista, Abrams es una de las figuras más destacadas de la pantalla, pequeña y grande, creador también de las series Alias y Felicity y director del próximo Misión: Imposible 3.
Perdidos se suma a la lista de éxitos indiscutibles de Abrams, con una media de 17 millones de espectadores en su primera temporada en la cadena estadounidense ABC y una docena de candidaturas a los Premios Emmy, que se fallan el próximo 18 de septiembre. Como asegura uno de los aspirantes a estos prestigiosos galardones, Naveen Andrews (Sayid Jarrah en la serie), se trata de la televisión perfecta. "Combina el género de aventuras con lo sobrenatural, la telerrealidad con las paranoias conspiradoras. Algo inusual y provocador que está bien escrito", afirma. Un fenómeno televisivo que también es uno de los más caros, con un precio medio que supera los cinco millones de dólares por episodio (algo más de cuatro millones de euros), que se ruedan en Hawai, y en los que se entrelazan las vidas de una media de 14 protagonistas centrales. "Ése es el secreto, un estudio de personajes con gran diversidad, donde cada uno puede encontrar ese papel con el que se identifica", añade Josh Holloway (James Sawyer Ford).
En opinión de Holloway, Perdidos tiene mucho de El corazón de las tinieblas y El señor de las moscas. La prensa estadounidense prefiere comparar la serie con Twin Peaks o Expediente X, pero con un toque a lo Rumbo a lo desconocido. Y, como cualquiera de las mencionadas, el mayor fenómeno es el fervor creado entre el público. La fiebre se refleja en Internet, y en los numerosos foros dedicados a intentar reventar los misterios de la serie (www.lost-media.com, www.lost-tv.com; www.thefuselage.com), así como en los clubes de seguidores que se han organizado y las convenciones celebradas. Además, la cadena ABC alimenta el entusiasmo ante el estreno de la nueva temporada de Perdidos -previsto para el próximo 21 de septiembre- con el lanzamiento en DVD de los capítulos ya emitidos y la edición, a partir de octubre, de una revista bimestral, algo así como el Boletín Oficial de Perdidos. De este éxito también han tomado nota el resto de las cadenas estadounidenses, que tras unos años dando la espalda al género de ciencia-ficción a favor de un realismo exagerado al estilo CSI, ahora vuelven a ver el interés, al menos económico, en el campo de la fantasía y lo sobrenatural.
Otra de las claves de Perdidos hay que buscarla en el absoluto misterio que rodea la escritura de las tramas. Un año después de la génesis de la serie, el secreto sigue bien protegido de propios y extraños, algo que no parece preocupar a sus protagonistas. A pesar de que puede suponer la desaparición de cualquiera de ellos al estilo Diez negritos. Eso fue lo que ocurrió con Ian Somerhalder cuando su papel, Boone Carlyle, fue eliminado de la serie durante la primera temporada. "Sabemos y queremos saber todo lo que se refiere al pasado de nuestro personaje, pero nada más. Y eso me gusta porque así llego al rodaje con la misma incertidumbre que él", asegura Matthew Fox (Jack Shepard), considerado uno de los protagonistas más destacados además de ser el único actor que pudo leer el primer guión entero durante su prueba de rodaje.
La falta de certezas también es una ventaja para Holloway, de natural bocazas y que así no podrá filtrar alguno de los secretos. "Habrá muchas relaciones para la nueva temporada", anticipa Maggie Grace (Shannon Rutherford), y aparecerán nuevos personajes. "Además, la escotilla será fundamental desde el primer episodio, pero no se explicará su significado hasta la mitad de la tercera entrega", se chiva finalmente Holloway.
Cualquier pista no sirve más que para dar pábulo a todo tipo de teorías sobre el significado de la serie: mientras en algunos foros comparan la isla con un purgatorio -por lo que todos los protagonistas estarían muertos-, hay quien tira por la solución facilona de que todo es un sueño, al tiempo que a otros, este misterioso lugar les parece una especie de estudio de observación experimental a lo Show de Truman. "Todas estas teorías me parecen muy divertidas, y hasta las hay que se aproximan peligrosamente a la verdad", se complace Abrams, mientras es ya un hecho que los números 4-8-1516-23-42 -que tanto aparecen en la serie- son ahora una popular combinación a la hora de jugar a la Lotería Primitiva.
Recuperación en septiembre
Para aquellos que no llegaron a tiempo al estreno de Perdidos -que aterrizó por sorpresa en TVE-1 el pasado mes de junio, sin el preceptivo preaviso de 11 días- y para los aficionados militantes, la cadena pública ofrece una segunda oportunidad: a continuación del capítulo de despedida, La Primera repone la serie desde el primer episodio -éste es, por cierto, de los más espectaculares y más caros de la historia de la televisión-. Televisión Española tiene previsto programar cada jueves una ración triple de Perdidos.
Por otro lado, y según publica el rotativo británico The Guardian, Anthony Spinner, un escritor de Los Ángeles, ha demandado a la productora Touchstone Television y al canal ABC por incumplimiento de contrato y fraude. Spinner sostiene que una compañía le contrató en 1977 para escribir una serie llamada Perdidos para la ABC, y que ésta coincidía punto por punto con la que emite actualmente la cadena estadounidense.
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