Diego el Cigala canta por bulerías a Picasso
Tras el éxito de 'Lágrimas negras', el cantaor deja de lado el bolero y recupera el flamenco de la mano de guitarristas como Paco de Lucía o Tomatito. Su nuevo trabajo, 'Picasso en mis ojos', sale a la calle a mediados de septiembre
Tres medallas, cinco anillos, una pulsera y un aro de oro prendido en la oreja, destacan en la indumentaria de este cantaor que luce pantalones y mocasines de un blanco impecable. Impecable, pero con una hora de retraso sobre el horario previsto y, por supuesto, "por culpa del tráfico".
Hace unos días, Diego el Cigala (Madrid, 1968) estrenó algunas de las canciones de su nuevo disco, en una actuación al aire libre en los Jardines de Sabatini en Madrid. No había puesto el punto final a una bulería cuando alguien de entre el público le pidió que cantara La bien pagá. "Al principio me extrañó pero después comprendí que ése será mi sino a partir de ahora", dice el cantaor. El éxito de Lágrimas negras, el álbum grabado con Bebo Valdés al piano en la primavera de 2003, del que han vendido más de 700.000 copias en todo el mundo y con el que han ganado casi todos los premios posibles, incluida la elección como "Mejor disco del año" a cargo de The New York Times, marca un antes y un después en su carrera.
"Nunca quise ser Beny Moré ni ninguno de los grandes del género, simplemente traté de hacer mías sus canciones"
¿Un cantaor que ha triunfado con el bolero? "Así de surrealista es la vida. Nunca quise parecerme a Beny Moré ni a ninguno de los grandes del género, simplemente traté de hacer mías sus canciones. Ahí está la clave de la fusión: hacer las cosas desde tus raíces", aclara. Pese al tiempo transcurrido y recorrer los escenarios más importantes del mundo con un personaje como Bebo Valdés acompañándole al piano, el cantaor reconoce que nunca dejó de lado el flamenco y que echaba de menos volver a enfrentarse a la rumba y la bulería. "Con Bebo a mi lado durante todo este tiempo me he aplacado un poco. Es una persona maravillosa de la que espero se me haya pegado algo".
Su nuevo trabajo, Picasso en mis ojos, nació en el curso de una cena, en su casa mientras hablaban sobre las relaciones entre el arte y la música. Ahí mismo surgió Picasso. Cigala acaba de leer una biografía del pintor y estaba fascinado con el personaje: "Le gustaban las malagueñas, hizo decorados para Falla, era amigo de Alberti, de Manitas de Plata, pintaba guitarras, toros y cabras con tres cabezas". Apenas habían transcurrido unos meses desde aquella cena, cuando empezaron con la grabación del álbum en el que se escuchan las guitarras de Paco de Lucía, Tomatito, Raimundo Amador, Josemi Carmona, Diego Morao, Manuel Parrilla y Paquete más la trompeta de Jerry González, entre otros. Las letras son de Alberti, Javier Ruibal, Javier Krahe y Carlos Chaouen. Un lujo que muy pocos cantaores pueden permitirse ahora mismo.
Picasso en mis ojos se pone a la venta a mediados de septiembre e incluye 10 cortes. Se inicia con Chanelando unos tangos dedicados al pintor y concluye con Acuerala, una soleá, pero también puede escucharse La paloma, uno de los versos más populares de Alberti, vestido de tango o la rumba Apenao, que un amigo le regaló en La Habana y que fue la última canción que se grabó del disco.
Con Paco de Lucía había colaborado en Cositas buenas. "Llegué al estudio y me temblaban las piernas, pero De Lucía es una de las personas más humildes que me he encontrado. Me ayudó en todo y luego cuando le pedí que colaborara en mi álbum no lo dudó. Me siento muy orgulloso", aclara. Con Tomatito mantiene una relación de amistad. Con él pasó un par de días en su casa de Almería preparando el tema del disco y luego grabaron juntos en Madrid. Y lo mismo con Jerry González, el trompetista que se enamoró del flamenco y se quedó a vivir en Madrid y con el que ya había colaborado en Corren tiempos de alegría.
Pese a la colaboración de los galácticos de la guitarra flamenca, la grabación del nuevo álbum no ha sobrepasado las ocho semanas. El Cigala haciendo honor a su nombre artístico -se lo pusieron los hermanos Losada por lo delgado y lo inquieto que era cuando apenas era un niño y cantaba por las calles del Rastro- confiesa que se aburre con los proyectos a largo plazo. Su impaciencia le lleva a no ensayar cuando tiene que actuar -"Lo tengo todo en la cabeza"- y a cambiar con frecuencia de amigos. La producción de Picasso en sus ojos ha corrido, en esta ocasión a cargo de El Paquete, una novedad si se tiene en cuenta que desde 2000 Javier Limón ha producido tres de sus trabajos más exitosos -Entre vareta y canasta, Corren tiempos de alegría y un álbum grabado en directo en el Teatro Real de Madrid, con el único acompañamiento de la guitarra de Niño Josele-.
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