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CORAZONES DE VERANO
Columna
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Siempre positivo

LEO UNA ENTREVISTA con el gimnasta Gervasio Deferr, en El Periódico. En ella cuenta cosas interesantísimas y esperanzadoras, como que en Atenas ganó la medalla de oro "después de hincharse de pizza". El caso es que, a propósito de Atenas, habla también de su positivo por consumo de cannabis. "Estaba en una fiesta", dice, "con dos copas de más, y luego pasó lo que pasó". El resultado de este positivo, como también explica, fue una inhabilitación durante tres meses y la retirada de la medalla del Mundial de Debrecen, en Hungría. "Era un castigo desproporcionado", se lamenta, "y me quisieron dar por muerto, pero a mí me va la marcha. Luego decidí que moriría matando". El caso de Gervasio Deferr no es el único. Ahora recuerdo que María Jesús Roca, extraordinaria campeona de boxeo, también dio positivo por consumo de marihuana. Aparte de quedarse sin título, tuvo que pagar una multa. Lo que, por cierto, es de lo más habitual entre los jugadores de la NBA. Tanto es así que incluso organizaron una huelga para reclamar que consumirlo no fuese considerado dopaje.

¿Por qué no descalificamos los libros de William Burroughs? ¿Y los de Bukowsky? ¿Y los discos de Bob Marley?

A pesar de no ser fumadora y a pesar de lo que me molesta que fumen a mi alrededor (procuro disimularlo para no parecer facha), creo que Gervasio, María Jesús y toda la NBA tienen más razón que un santo. Una cosa es doparse, y la otra, muy distinta, es drogarse. Si a los deportistas se les sanciona cuando se dopan es porque se considera que dopándose tienen una ventaja sobre los rivales. Aumentan los reflejos, la resistencia física y psíquica o la tolerancia al sufrimiento. Pero precisamente los efectos del cannabis no tienen nada que ver con esto. Al contrario. Si hacemos caso de esas campañas tan edificantes del Ministerio de Sanidad y Consumo contra la droga, el cannabis disminuye los reflejos. Altera la percepción de la realidad. Por lo que sé, te da sueño y hasta ganas de fusionarte con el cosmos. Quiero decir que si eres una campeona de boxeo y fumas, lo que quieres es abrazar a tus rivales y darles besos, no noquearles. Por eso -tal y como se podía leer, por ejemplo, en la revista Cáñamo- si se sanciona a los deportistas no es porque se dopen, sino "porque tienen que dar buen ejemplo a la sociedad".

Me parece muy bien. Es una idea de lo más loable. Pero, ¿por qué tenemos que limitarnos a los deportistas? Es injusto que sean sólo ellos los que den buen ejemplo a la sociedad. En nuestra sociedad hay muchos más seres humanos que deben darlo: escritores, músicos, arquitectos, actores o políticos. Sería de lo más injusto que Gervasio Deferr cargase con todo este peso sin repartirlo, pongamos por caso, con Bob Marley. El cánnabis ayudó a Bob Marley a hacer su trabajo. Si Gervasio estuvo descalificado durante tres meses, ¿por que no descalificamos los libros de William Burroughs? ¿Y los de Bukowsky? ¿Y los discos de Bob Marley? Es evidente que Marley tiene el mismo deber con la sociedad que otros compañeros de profesión, tipo Amaya de Mocedades o Karina, que no fumaban ninguna sustancia herbórea. O eso me gustaría creer.

Gervasio Deferr, medalla de oro en los Juegos de Atenas 2004.
Gervasio Deferr, medalla de oro en los Juegos de Atenas 2004.GARCÍA CORDERO

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