_
_
_
_
Crítica:FLAMENCO / BELÉN MAYA | TIEMPO DE OCIO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Baile al desnudo

Lo que Belén Maya hace en esta representación es baile al desnudo. Desnudo en el sentido de que lo hace con el mínimo de elementos que puede aportar, privado de todo ropaje ornamental. Ya el grupo que la acompaña es tan mínimo, tan mínimo, que de ninguno de sus elementos se puede prescindir en ningún momento. Un guitarrista, un cantaor y una palmera. Y sin embargo, es un grupo que suena de maravilla, con una precisión milimétrica. La guitarra de Rodríguez suena como una orquesta, el cante de Falo es tan bello que en más de una ocasión mereció aplausos añadidos.

Y el baile de Belén Maya. Desnudo de cualquier tipo de adorno, con los únicos valores de su propia entidad. Únicamente, exclusivamente. Tanto es así que comienza con un baile casi en su totalidad en el suelo que me dejó frío; se supone que es un baile que expresa la pereza de alguien antes de comenzar a trabajar, pero a mi juicio se queda distante -en todos los sentidos- de cualquier emoción. No estoy seguro, pero creo que no me gustó. El suelo en el baile flamenco no tiene sentido, porque no está hecho más que para el juego de punta y tacón. Lo que se añada a eso es sacarlo de quicio, mistificarlo.

Después de ese preludio, todo cambia. Se nos muestra la Belén Maya bailaora de una pieza, incluso en sus números más modernistas, que los hay, sobre todo en la primera parte del espectáculo. Mucha geometría, mucho tiralíneas que tiene como vértice el cuerpo de la bailaora. Belén se mueve ahí a sus anchas, con soltura, con desenvoltura ejemplares. Domina el escenario y se mueve por él con autoridad y con facilidad. Hay momentos en que lo que está haciendo nos parece un encaje de bolillos, con unos pies en estado de gracia.

Es verdad, por añadidura, que el espectáculo está muy bien vestido, con unas batas de cola suntuosas sin necesidad de ser recargadas. Maya domina el baile con bata de cola, que es muy difícil si se quiere hacer con honestidad. En ella no vemos el patadón, ni se mueve con brusquedad; al contrario, todo es de una sencillez que fascina. Así se baila la bata de cola, sin más historias ni añadidos ociosos.

Con bata de cola hizo Maya el baile por alegrías, sin duda la culminación de su arte. Unas alegrías llenas de aire, de equilibrio, de sentido de la danza. Con el excelente cante de Falo, la Maya se movió constantemente en un juego de seducción que nunca estuvo reñido con el rigor interpretativo. Espectáculo de gran calidad, en definitiva, éste que Belén Maya ofreció al público madrileño de Los Veranos de la Villa.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_