La nueva cara del 1.500
Arturo Casado, la revelación del atletismo español, acude a los Mundiales de Helsinki a divertirse y adquirir experiencia
Helsinki espera a Arturo Casado. El atleta madrileño ha irrumpido espectacularmente en el mediofondo español a sus 22 años. Pasó de hacer de liebre de Alberto García en los 3.000 y los 5.000 metros a proclamarse en un mes campeón de los 1.500 en los Juegos Mediterráneos, los Campeonatos de Europa sub 23 y los de España. En éstos, en Málaga, destronó nada menos que a Reyes Estévez. Pero Casado no quiere aún hablar de un cambio de generación: "Soy muy joven todavía y sé que tanto Reyes como [Juan Carlos] Higuero van a seguir ahí mucho tiempo". Para tratar de subir el último peldaño en su brillante temporada ahí tiene, a partir del sábado, en la capital finlandesa, los Mundiales. Serán sus primeros absolutos. Y acompañará a Estévez e Higuero, de los que afirma haber aprendido mucho: "Con Juan Carlos comparto la vida en la residencia y me ayuda bastante. Con Reyes aprendes sólo con verle competir".
Ganó en un mes los Juegos Mediterráneos, los Europeos sub 23 y los Nacionales absolutos
Han pasado siete años desde sus comienzos en Moratalaz. Estos últimos días se le ha visto muy concentrado en sus entrenamientos antes de emprender un viaje que confía que le lleve al menos a la final. En principio, confiesa, su objetivo y el de su entrenador era "estar al máximo el curso que viene". Su explosión se ha adelantado, pero la afronta como algo normal y afirma que su forma de entrenarse no ha cambiado "en absoluto" y que la cita nórdica será importante sobre todo "para coger experiencia". Sin embargo, está abriendo muchas expectativas. El propio presidente de la Federación Española, José María Odriozola, ha comentado que tiene más posibilidades que Estévez de subir al podio.
Casado, eso sí, no se siente presionado. "Voy a divertirme fundamentalmente porque así es cuando mejor corro", matiza mientras hace ejercicios de estiramiento en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid junto a García, con el que comparte la amistad y el trabajo: "Es quien me ha dado los mejores consejos".
Su historia como deportista comenzó en Santa Eugenia, el barrio en el que nació: "Empecé gracias a mi padre, que salía a correr por las mañanas. Me iba con él. Luego, en mi colegio, le cogí gusto a la media distancia. Los profesores nos enseñaban atletismo fuera del horario de clase. Y todo, de forma altruista, gratuitamente". A los 15 años se presentó en la cercana Asociación Atlética de Moratalaz, en la que inició su preparación profesional, primero con Agustín Pérez Barroso y luego con Arturo Martín, que sigue siendo su entrenador.
Su progresión empezó a dar frutos en marzo pasado. En los Europeos en pista cubierta, en Madrid, se dio a conocer al gran público. Parecía condenado a ser una comparsa y rozó el podio: cuarto. Después, ya al aire libre, no ha parado. Hasta parece sorprendido: "Sabía que podría hacer buenas actuaciones, pero... Todo ha sido por el intenso entrenamiento".
En el quizá estancado panorama español, los 1.500 son la única prueba que no sufre los relevos y que ha supuesto cinco medallas -tres de plata y dos de bronce- desde los Mundiales de 1983. Detrás de José Luis González, José Manuel Abascal, Fermín Cacho, Andrés Díaz, José Antonio Redolat, Higuero y Estévez llega Casado. "La cantera", dice, "es inagotable gracias a la tradición y la repercusión que tiene esta especialidad, que engancha a los niños ante el televisor".
Ningún español ha logrado aún el oro en estos campeonatos. En Helsinki, a pesar de la ausencia del marroquí Hicham el Guerruj, ganador de las cuatro últimas ediciones, tampoco estará fácil. Casado lo sabe. En su opinión, los rivales más peligrosos serán el keniano Daniel Kipchirchir, el ucraniano Ivan Heshko y el portugués Rui Silva. En cualquier caso, su modo de correr no cambiará: "Haré lo de siempre. Salir rápido, a pelear y a dar todo lo que tengo".
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