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Reportaje:

Miedo y silencio en Monroe

Activistas negros recrean un linchamiento para pedir justicia

Yolanda Monge

Hay gritos y súplicas. Dos hombres negros -uno de ellos, un veterano de la Segunda Guerra Mundial- y dos mujeres negras -una de ellas, embarazada de siete meses- reclaman que no les maten. Ruegan a Dios y a sus verdugos por su vida. Pero no hay piedad. Una turba anónima los apalea, los arrastra por el fango y finalmente los acribilla a balazos a orillas del río Apalache. Es un linchamiento en vivo y en directo.

Las imágenes han sido retransmitidas por todas las grandes cadenas de televisión de Estados Unidos. Pero los tiros son de fogueo, y la sangre, salsa de barbacoa. Quienes hacen el papel de asesinos son hombres negros que se ocultan tras inexpresivas caretas blancas, simulando ser miembros del Ku Klux Klan. Se trata de una simulación, realizada hace tres días, para reclamar justicia por unos hechos que ocurrieron hace 59 años en Monroe, 70 kilómetros al este de Atlanta (Georgia), y por los que nunca pagó nadie.

Los Malcolm y los Murray viajaban con un granjero blanco cuando los arrastraron a la muerte en 1946

"No descansaremos hasta que la justicia limpie de nuestra historia la mancha de los linchamientos", manifestó al diario USA Today Tyrone Brooks, demócrata y presidente de la Asociación de Representantes Negros de Georgia. En la recreación del que se considera el último linchamiento masivo en EE UU estuvieron presentes destacados activistas de los derechos civiles, entre ellos el reverendo Jesse Jackson.

La reclamación de justicia llega tras la condena de Edgar Ray Killen, en su día miembro del Ku Klux Klan y que fue declarado culpable, el pasado mes, del asesinato de tres activistas de derechos civiles en Misisipí en 1964. Esta sentencia ha animado a sacar a la luz otros casos de linchamientos sobre los que ha reinado la impunidad. La dificultad para llevar este tipo de casos a los tribunales quedó probada en el juicio contra Killen. Muchos de los testigos habían muerto durante la investigación, por su avanzada edad, y los abogados se vieron forzados a basarse en interrogatorios antiguos. Los linchamientos perpetrados en Monroe ocurrieron 18 años antes que los de Misisipí, pero, aun así, Brooks cree que al menos cinco de los ejecutores continúan con vida.

Roger y Dorothy Malcolm y George y Mae Murray Dorsey eran transportados por un granjero blanco en su furgoneta cuando fueron arrastrados a la muerte el 25 de julio de 1946. Sucedía pocos días después de que Roger Malcolm se peleara con un hombre blanco, al que supuestamente apuñaló. Malcolm fue encarcelado y puesto en libertad 11 días después. Loy Harrison, un próspero granjero blanco, pagó su fianza a petición de la familia de Malcolm. Tras depositar el dinero, Harrison, hoy muerto, transportaba a Malcolm, a la esposa y una hermana de éste y al marido de la segunda cuando, según su declaración de entonces al FBI, fue asaltado por un grupo de hombres que se llevó a los cuatro negros pistola en mano. En la zona todos consideran que Loy Harrison era un miembro más del Klan que entregó a las cuatro víctimas a los encapuchados.

El pasado junio, el Senado pidió perdón a los descendientes de las 4.749 personas que se calcula fueron linchadas entre 1882 y 1968.

Lakeitha Lewis-Johnson, de 30 años, llora durante la recreación y vuelve la cara cuando los líderes del Klan disparan sus armas. "Mi abuela vivió todo esto", asegura a la agencia Associated Press. "Pero tiene demasiado miedo a hablar, incluso ahora que es anciana". Miedo y silencio. Ambos siguen siendo los amos en Monroe.

Un momento de la recreación llevada a cabo el pasado lunes en Georgia.
Un momento de la recreación llevada a cabo el pasado lunes en Georgia.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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