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Reportaje:FLAMENCO | Verano 2005

El inevitable destino del jinete

'Diálogo del Amargo' glosa los mitos de Lorca a través del baile

Es un bonito lugar para perder la vida. El Amargo, personaje lorquiano por excelencia, perecerá inexorablemente cada noche, hasta el próximo 27 de agosto, en el patio del Palacio de Carlos V de la Alhambra. Ése es el escenario elegido para el último espectáculo del bailaor y coreógrafo Mario Maya, que recordará durante todo el mes entrante las obsesiones de Lorca con el tiempo, el destino y su fatal consecuencia, la muerte. Es el montaje programado este año en el ya clásico ciclo Lorca y Granada, que organiza cada verano el Ayuntamiento de la capital y la Consejería de Cultura.

La muerte, precisamente, es uno de los elementos clave de Diálogo del Amargo, uno de los textos más simbólicos y surreales de Federico. El poeta la representó mediante un jinete -quizás pensando en los cuatro del Apocalipsis- encarnado en la versión de Maya por el bailaor jiennense Diego Llori. A través de su danza deslabazada y su aspecto tétrico, consigue llevarse consigo al protagonista argumental, el Amargo (Juan Andrés Maya). El gitano, incapaz como en el romance de escapar de su sino, se entrega al jinete en el camino de Granada, donde muere, como casi todos los personajes del poeta, a cuchillo. El coreógrafo ha añadido una nueva figura opuesta a la muerte para reforzar el argumento. Conchi Maya, en escena la amante del Amargo, representa la felicidad y trata de luchar contra la inquietante insistencia del jinete por llevarse a su hombre. "La muerte siempre aparece cuando el Amargo se encuentra más a gusto, que es precisamente cuando está con la amante", explica Maya.

Coro flamenco

Como en las tragedias griegas, es el coro -en segundo plano- el que va explicando al público los distintos episodios de la historia. Lo forman los guitarristas Miguel Ochando, Emilio Maya y Rafael Santiago Habichuela; el percusionista Benjamín Santiago

El Moreno; y los cantaores Juan Ángel Tirado, Alfredo Tejada y María José Pérez, que interpretan fragmentos enteros del diálogo. Rafaela Gómez y Alfredo Tejada, en los papeles de la madre del Amargo y el padrino, cantan entre los movimientos y taconeos del cuerpo de baile.

Diálogo del Amargo se complementa con una primera parte más melódica en la que distintos palos flamencos sobre textos de autores del 27 se suceden, esta vez, sin continuidad argumental. Comienza con unos fandangos del Albaicín, interpretados por todo el cuadro flamenco. Prosigue con la Baladilla de los tres ríos, de Lorca, por bulerías; Naranja y Oliva, de Salvador de Madariaga y Miguel Hernández, por alegrías; y Adán, otra vez de Lorca, por soleá. La bulería de los Cinco Toreros y el Paso de la Seguiriya (interpretado en solitario por Juan Andrés Maya al baile), ponen fin al primer acto.

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La escenografía huye de grandes alardes y extraños efectos por expreso deseo de Maya, que cree que sus espectáculos deben desarrollarse en un ambiente "limpio y fácil" que no desvíe la atención del trabajo de los artistas. La obra se exhibe de lunes a sábado a las 22.00 y las entradas pueden conseguirse en El Corte Inglés, la taquilla del teatro Isabel la Católica (Acera del Casino) y en la de la Alhambra, a cambio de 17 euros. Una buena opción para las noches de verano que sintentiza en un acto todos los clichés de Granada: la Alhambra, el flamenco y la figura de Federico García Lorca.

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