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Reportaje:

Mitos africanos en Legazpi

La compañía guineana Circus Baobab transforma el viejo matadero de Arganzuela en un árbol de acrobacias

Antes de que los hombres conocieran los tambores y los rifles, en el corazón de la selva guineana, en la aldea de Balandou sus habitantes vivían atemorizados ante la llegada de los monos. Éstos destruían sus aldeas, se comían sus cosechas y sembraban el terror con sus tambores. El guerrero So Dyeu fue escogido entre los hombres para acabar con la maldición arrebatando el tambor al jefe de los monos.

La compañía Circus Baobab trae a Madrid desde Guinea Conakry esta leyenda del mono tamborilero, tradicional de la etnia bambara, dentro de los Veranos de la Villa que se representará en el viejo matadero de Legazpi a las 22.00 del 25 al 27 de julio (entrada de 15 a 25 euros)

El escenario: un enorme baobab -árbol de África tropical-, de 10 metros de alto a cuyos pies se extiende una aldea con sus mujeres, guerreros y seis músicos. En lo alto del árbol, 16 hombres-monos recrearán la historia de So Dyeu en trapecios volantes, dúos de trapecio fijo sobre pértiga, cuerda lisa, contorsionismo, malabarismo, acrobacias y danzas tradicionales. El fresco africano, cuyo telón de fondo es la puesta de sol en la sabana, termina con un gran número acrobático con fuegos artificiales. "Se ha prescindido de todo vestuario. Los artistas no van disfrazados de monos, sino que se mueven como estos animales", explicó ayer el director de la compañía, el francés Pierrot Bidon, en la presentación del espectáculo, titulado Le singe de Saudieu (El mono de Saudieu).

La compañía, la primera africana de circo aéreo, nació en 1998 a raíz del largometraje realizado por el francés Laurent Chevalier sobre la vida cotidiana de un circo itinerante guineano. Entonces no existía ninguna compañía de ese tipo y surgió Circus Baobab. Ahora es un grupo privado que se nutre de los artistas del Centro Nacional de Acrobacias de Guinea.

Un músico toca la kora mientras un bailarín ejecuta una acrobacia durante la presentación del espectáculo del Circus Baobab <i>Le singe de Saudieu.
Un músico toca la kora mientras un bailarín ejecuta una acrobacia durante la presentación del espectáculo del Circus Baobab Le singe de Saudieu.EFE
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