¿Dónde están Ferrari y Williams?
Con la victoria de Alonso en Hockenheim, el Mundial parece decidido. Raikkonen es, para mí, el mejor piloto y tiene el coche más rápido, pero los McLaren se rompen y eso le impide plantar batalla a un Alonso impecable, que no comete errores y que cuenta con un coche rápido y muy fiable. Son factores fundamentales. Como también lo es la suerte, que acompaña al asturiano y no precisamente al finlandés. La mayoría de sus roturas no son consecuencia de su conducción agresiva. Puede que la escudería arriesgue un poco al colocar en su coche todos los avances técnicos y aerodinámicos para que sea más competitivo. Pero eso es lo normal. No encontramos ahí la explicación a que sea él quien rompa y no Montoya. Para mí es simple y llanamente una cuestión de mala suerte.
Raikkonen tuvo ayer un problema hidráulico que le bloqueó el cambio y, como consecuencia, le quedaron trabadas las ruedas traseras. A los comisarios de pista les costó mover el coche. Ante eso la escudería no puede hacer nada: dos motores rotos en los entrenamientos y ayer el sistema hidráulico, averías distintas e imprevisibles. Y en los entrenamientos que la semana pasada realizaron en Jerez, Montoya rompió otro motor, lo que ya creó una cierta sensación de inestabilidad. También Renault ha tenido problemas. Pero, curiosamente, han afectado sólo a Fisichella.
En este Mundial sólo dos coches pueden aspirar a ganar: McLaren y Renault. Los demás, ni se ven. ¿Dónde están Ferrari y Williams? No están justificando sus elevados presupuestos. En Williams se han equivocado en todo: en el diseño del coche, en la elección de los pilotos, y ni siquiera tienen el apoyo de su motorista, BMW, que el próximo año equipará a Sauber. Si esta temporada va mal, no quiero ni pensar qué ocurrirá la próxima con los motores Cosworth que, previsiblemente, sustituirán a los BMW actuales.
Ferrari sigue sin tirar la toalla, pero no logra ofrecer un coche competitivo. La exigencia fundamental es que Bridgestone continúe trabajando duro en los neumáticos para conseguir al menos unas gomas correctas para la próxima campaña. Los bólidos rojos no van en la cronometrada, pero en carrera sus prestaciones no estarían tan lejos de los demás con unos buenos neumáticos. Ayer, Schumacher lo demostró, manteniéndose en posiciones de podio hasta las últimas vueltas, cuando sus neumáticos traseros estaban destrozados y no ofrecían ya grip ni aguante. No podía luchar contra las embestidas de Button y Fisichella. Por eso le pasaron. La imagen de Ferrari salió deteriorada, porque un quinto y un décimo puestos -Barrichello no logra recuperarse- no es lo que se espera de ellos. Esta temporada, los podios parecen reservados a los Renault y los McLaren. Sólo sus fallos pueden dejar cajones a las otras escuderías.
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