Nigeria
El episodio de los 300 presuntos estafadores nigerianos detenidos en Málaga es una buena imagen de nuestro mundo nuevo, mercado único de capitales, productos y personas. En el caso de estas loterías fantásticas y falsas ha habido movimiento de capitales, 100 millones de euros al año, según la policía, y movimiento de personas, con más de 300 colaboradores procedentes de África participando en el éxito de su empresa malagueña. No existía el producto. El capitalismo contemporáneo tiende a lo puramente imaginario o especulativo.
Las dos estafas nigerianas ofrecían a su clientela beneficios en un fabuloso tráfico de dinero procedente de caudillos africanos o asiáticos, o le regalaban lotería inexistente que alcanzaba inexistentes premios millonarios. No tenían fundamento las leyendas que corrían por Málaga para explicar la supervivencia diaria de los negros que, sin ocupación conocida, merodeaban por el centro y la estación de autobuses. Tres versiones había oído yo, más o menos verosímiles: los negros vivían del comercio de estupefacientes, o de armas, o de una pensión de mercenarios en excedencia. No era eso. Muchos trabajaban en una empresa ejemplar en su funcionamiento, informatizada, que daba empleo a 300 personas en 170 locales, y se extendía por Occidente hasta los Estados Unidos de América, y por Oriente al Japón, para saltar a Australia, en las antípodas.
El negocio se basaba en el prestigio de las loterías españolas y en el descrédito de los jefes africanos. El inglés George Orwell, hablando de los clichés sobre naciones en los años 40, comentaba la tontería de pensar que todos los italianos son ruidosos, todos los españoles crueles con los animales y todos los chinos adictos al juego. Ahora parece que la gran institución nacional de España, paraíso del ocio, es la lotería y los nigerianos exportaban premios españoles, con el aval de sellos y membretes ministeriales falsos, pero europeos, es decir, fiables. Su otra especialidad timadora vendía participaciones en un tráfico de fortunas africanas, esos tesoros que acumulan los multimillonarios dictadores de países pobrísimos. Las dos estafas partían del análisis concreto de la realidad concreta.
Nigeria es rica en minería, agricultura, petróleo y población. Siendo en su continente el primer productor de petróleo (explotado por la compañía Shell), tiene problemas de abastecimiento de combustible. Las dictaduras de muchos años se tragaron sumas inmensas de dinero, inverosímiles y verdaderas, desaparecidas, y el recambio para el actual presidente democrático es el antiguo dictador. En Nigeria, Estado federal, de vez en cuando chocan sanguinariamente el norte y el sur, islamistas y cristianos, hausas y yorubas. Su bandera es verde, blanca y verde, en franjas verticales. Los estafadores constituían una de las primeras empresas malagueñas por volumen de negocio, y la Policía Judicial española, el FBI, la Interpol y la Europol han debido unirse para desmantelar este emporio nigeriano, que desmiente los clichés sobre África como mundo trágicamente desorganizado e incapaz.
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