Con la bata de cola
Hay bastante de heroico en las bailarinas que se empeñan en la carrera en solitario. Las cosas no siempre salen como se sueñan y en la historia reciente y lejana de la danza española hay muchos ejemplos de ello. La andaluza Mercedes Ruiz, de la que tenemos escasos datos biográficos, ha hecho un recital justo de tiempo y de empaque. Vestida espléndidamente por Ligero (elegancia junto a buen dibujo de las batas), con una línea física estilizada y actual, la bailarina-bailaora desgrana su poso, pues se nota que su formación pasa por el hacer de buenos maestros vernáculos. Sus alegrías tienen mordiente y maneja la bata de cola con aire dominante hasta conseguir algunas poses llenas de gracejo; arma su braceo con cierta ampulosidad que le quita brío y redondez, pero finalmente logra estampa, hace deleite de las contrafiguras a compás y de las vueltas. De nada de eso abusa, sino que lo dosifica, lo mismo que el zapato y el desplante, lo que se facilita con el correcto arropamiento musical.
Compañía Mercedes Ruiz
Gestos de mujer. Coreografía y baile: Mercedes Ruiz; música y letras: Santiago Lara; vestuario: Fernando Ligero; luces: Manuel Llorens. Con Marcos Flores. Centro Cultural de La Villa de Madrid. 16 de julio.
El bailarín invitado para hacer de partenaire de Mercedes Ruiz en este espectáculo es el también andaluz Marcos Flores. Primero la acompaña en verdiales y luego se hace un par de bailes solos para volver al dúo al final en el equilibrado romance que titulan Juana. Flores ha madurado; primero estuvo en la compañía de Rafael Amargo y luego hizo un trío revelación con Carbonell y Pericet. Su baile gana poco a poco en peso y carácter y se muestra generoso en su papel de acompañante.
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