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Reportaje:

El golf vuelve con 'mamá'

El Open Británico arranca hoy en Saint Andrews, cuna de este deporte, con Tiger Woods como gran favorito en un campo remodelado para multiplicar las dificultades

Saint Andrews ajusta su silueta de arena, dunas y piedra a un brazo del Mar del Norte. Tiene una catedral partida en dos, una universidad fundada en 1411 y seis campos de golf que completan 99 hoyos. Uno de esos campos, el Old Course, el más antiguo, el más venerable, es en el que desde hoy se disputa la 134ª edición del Open Británico (Golf +, Canal Satélite, 10.00), dotado con cerca de seis millones de euros en premios, más de uno para el ganador.

En el césped que crece sobre el limo de los montículos arenosos de la bahía se juega al golf desde, al menos, 1457. Hoy, más del 50% de los 16.000 habitantes del pueblo vive del invento de un pastor ingenioso en el siglo XV. "Dejaron de ser pescadores, que era peligroso, de coger mejillones, y se hicieron profesores de golf", reza un cartel del paseo marítimo. Aún en estos días varios de los caddies de los profesionales que se han inscrito -récord absoluto, 2.499- son nacidos en la población escocesa.

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"Creo que hay algo más de 3.000 personas de aquí trabajando ahora en el campo", dice entornando los ojos un comerciante local. Él vende libros. Libros de golf: Fotografías de Saint Andrews, Los peregrinos de Saint Andrews y así hasta completar un escaparate completo. El club se fundó en 1754. También las reglas que rigen este deporte en todo el planeta. En esa fecha cada campo tenía los hoyos que le pareciese oportuno. El de Edimburgo, por ejemplo, tenía cinco. Saint Andrews tenía 22, pero algunos eran demasiado largos. En 1834 se estableció el Royal and Ancient Golf Club. El mismo que actualmente, desde sus miradores al hoyo uno, no deja ingresar como miembro a ninguna mujer. "Probablemente algún día se dejará", vaticina un anciano socio con cierta sorna cuando se le pregunta por las presiones de las asociaciones feministas británicas. Las mujeres sólo pueden entrar, como visitantes, el día de San Andrés.

Los policías, los tradicionales bobbies, pasean en bicicleta de montaña por las calles adyacentes al campo. En uno de los costados está el Museo del Golf británico. Muestra palos extraños, largos, curvos y de color madera. También a Sir Balfour, el fundador del club, embutido en una casaca roja, la misma con la que jugaba.

Pero todas las tradiciones se modifican. Aunque sea poco y lentamente. Todo el sistema de irrigación del campo ha sido sustituido en una gran obra que comenzó en 1996. El aparentemente natural césped, agostado por el intenso sol, oculta todo un sistema de enormes tuberías negras en su interior. También se han realizado otras modificaciones notables. El campo ha sido alargado en 149 metros y se han complicado los obstáculos. ¿La causa? Los organizadores no querían someter al viejo Saint Andrews a otra humillación como las sufridas en 1990 y 2000, cuando Nick Faldo (-19) y Tiger Woods (-20), respectivamente, batieron el récord del campo. Para conseguir que Saint Andrews vuelva a ser un verdadero reto se han construido y retrasado cinco tees de salida. Y se han enrevesado los hoyos 17 y 14. El bunker del 17 es tan profundo que desde arriba, pegado al borde, no se ve al jugador que queda atrapado en su interior. El profundo agujero arenoso del 17 se ha ampliado unos 20 centímetros y sus paredes se han reconstruido. Al hoyo 14 se le han añadido 33 metros y con sus 562 actuales se convierte en el más largo en la historia del torneo. En palabras del escocés Colin Montgomery, el legendario Saint Andrews se ha "restaurado como una obra de arte".

Las dunas, el mar, acompañan a menos de 20 metros el campo. En la playa, ayer llena de bañistas, durmió durante los años 50 el mítico Gary Player. Al jugador surafricano no le llegaba el dinero los últimos días del torneo. Un caso opuesto al del caddie del australiano David Díaz, que ha pagado 12.000 euros por llevar una pesada bolsa de palos a través de una subasta que organizó el propio jugador por Internet.

Los jugadores españoles no son muy optimistas. Las tradicionales casas de apuestas tampoco les dan excesivo crédito, aunque Sergio García figure en sexto lugar. Tiger Woods es el favorito de los boletos. El estadounidense ganó en 2000, el último año que el Open se celebró en Saint Andrews. También fue la última vez que Jack Nicklaus, el oso dorado, decidió participar en el torneo. Nicklaus, que ha ganado 18 grandes repetirá durante esta semana por última vez sus rutinas, sus manías en un torneo. El jugador, de 65 años, ha anunciado que este será el campeonato que cerrará su vida profesional.

El parte meteorológico predice sol y buen tiempo. La última victoria de Woods, con un tiempo similar, fue aplastante. Aunque David Duval falló al final...y en el hoyo 17, claro. El del muro, el que no queda demasiado lejos de una de las tiendas Auchterlonies, una suerte de Zara del golf que cuenta con cuatro establecimientos en el pueblo y que fue inaugurada en el XIX. "Este pueblo es el golf", concluye uno de sus dependientes. Y no le falta razón; por algo en esta villa escocesa empezó todo.

Dos jugadores míticos, Tom Watson, a la izquierda, y Jack Nicklaus, ayer en el campo de Saint Andrews.
Dos jugadores míticos, Tom Watson, a la izquierda, y Jack Nicklaus, ayer en el campo de Saint Andrews.AP

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