Regalando sopor
El inicio de la faena de El Fundi, en su primero, presagiaba lo peor: del rojo pasó al negro humo; quiere decir que se evaporó. Estuvo rico en naderías. Eso mismo se aplica a su labor como banderillero. En su segundo, la faena fue muy vulgar.
A su manera, Juan José Padilla ha conseguido encandilar al público pamplonés. La faena a su primero la cimentó en torno a la voluntad y buenos deseos. Nada más.
Alarde
Es verdad que ese toro apenas llegaba a ser un tocho de hormigón armado con rabo. Le concedieron una oreja a cambio de unos muletazos movidos y unos pases de rodillas, además de un alarde, también de rodillas, tirando la muleta lejos de sí.
Miura / Fundi, Padilla, Valverde
Toros de Eduardo Miura, la mayoría mansos, algunos faltos de fuerza. El Fundi: estocada defectuosa, dos descabellos (silencio); estocada corta y descabello (silencio). Juan José Padilla: estocada caída y descabello (oreja); media estocada y dos descabellos (silencio). Javier Valverde: dos pinchazos, estocada trasera y descabello (silencio); media estocada (silencio). Plaza de Pamplona, 6ª de abono. Lleno.
Firmó un par de banderillas en ese toro al violín, que cayó en el brazuelo del bicho.
No se ha dicho que como parte de la buena química que existe entre Padilla y el público de Pamplona -no todos, obviamente- entra el que el torero corrió el encierro de los toros de Miura a las ocho de la mañana.
El tercer torero, Javier Valverde, no está acostumbrado a matar toros de Miura. Eso se notó enseguida, ya que trató de realizar faenas a sus toros de manera ortodoxa. No sabía que esos toros desconocen lo que es embestir de una forma clara y por derecho.
No obstante, en su segundo, la buena voluntad de seguir poniendo la muleta de manera ortodoxa, con la zurda, dice mucho a su favor.
Logró, a través de algún pase aceptable, meter al toro en la canasta.
Todos los años, contados uno a uno, llegan los miuras a cargarse las dos horas más esperanzadas de cada tarde. Más les valdría a los organizadores de la Feria de San Fermín que les entre alguna vez el gusto por la desobediencia.
Babelia
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