De la cantera del Lleida al Liverpool
Cuando un futbolista empieza a dar sus primeros pasos en el fútbol, sus sueños van dirigidos hacia una meta: jugar algún día en un club "grande". Miquel Roqué (Tremp, 08-07-88) cumple hoy ese sueño. El joven jugador procedente de la cantera del Lleida firma hoy un contrato con el Liverpool para las dos próximas temporadas. "Cuando me llamó mi representante, lo primero que pensé fue en el Madrid o en el Barcelona, nunca pensé que fuera el Liverpool. No me lo creía y hasta se me puso la piel de gallina", recuerda Roqué, aún en una nube.
Su aventura con los reds comenzó a mediados de mayo. Su representante, Juan Ramón Puig Solsona, recibió la llamada de Paco Herrera, segundo entrenador del Liverpool, para que su muchacho viajara a Anfield. Quería verle en acción. Dicho y hecho. Roqué partió a la ciudad inglesa para hacer una prueba como defensa central, su demarcación "favorita", aunque tampoco lo hace mal en el centro del campo. "Me gusta mucho tener el balón en los pies y no dar patadones, porque yo pienso que un buen central tiene que salir con la pelota controlada. Voy bien de cabeza, soy rápido y no me importa jugar de mediocentro", se define.
Cuando llegó, Herrera le hizo de lazarillo mostrándole todas las instalaciones. "Jugué dos partidos completos con el segundo equipo del Liverpool y me encontré bastante bien", comenta. Y de hecho gustó, porque el club inglés, con los informes de Herrera, que andaba por aquellas fechas preparando la final de la Liga de Campeones, firmó un precontrato con Roqué y le dijeron que se incorporara al equipo el 27 de junio.
La espera fue algo pesada para Roqué porque estaba deseando abandonar el nido para afrontar todo lo que se le venía encima: cambio de ciudad, gente nueva, aclimatación... en definitiva buscar cuanto antes la estabilidad. "Los primeros días siempre son difíciles. Cuando llegué me enseñaron la ciudad y la casa donde iba a vivir. Estoy con una familia y se están portando muy bien conmigo. Además, el padre es profesor de español y me ayuda un montón", dice Roqué. El club inglés ha esperado a que el jugador cumpla los 17 años, porque es la edad mínima reglamentaria que exigen en Inglaterra a un futbolista extranjero para que estampe su firma en un contrato. Jugará con el equipo filial del Liverpool y disputará la temporada que viene una Liga con los filiales de los equipos que juegan la Premier. "No es como en España, que los equipos filiales juegan en Segunda o Tercera División. Aquí juegan entre ellos una Liga pero no suben ni bajan de categoría. Utilizan este sistema para formar jugadores para el primer equipo", explica Roqué.
El 29 de junio empezó los entrenamientos. La primera semana fue "muy dura" para él, sobre todo en el aspecto físico. "El nivel es altísimo, no tiene nada que ver con lo que hacía en España. Tuvieron que darme muchos masajes y no me perdí ni una sola siesta. Acabé agotado", asegura. Le cuesta entenderse con el resto de sus compañeros porque no sabe mucho inglés, pero hay un chico de Ghana llamado Goodwin, que jugó un año en el Zaragoza, que le ha estado ayudando a integrarse. "El lunes pasado llegó Barragán [defensa juvenil del Sevilla que también ha fichado el Liverpool] y ha sido un alivio, por lo menos es español, me entenderé con él a la perfección y está en mi misma situación", cuenta.
Una de las cosas que más le impresionó es que los entrenamientos, las comidas y las cenas las comparten con los jugadores del primer equipo. Tienen la oportunidad de compartir experiencias, consejos, bromas... con los actuales campeones de Europa. "Con el que más hablo es con Morientes, es con el que mejor me llevo. Benítez de vez en cuando nos da algún consejo. La verdad es que estoy en una nube, todo el mundo se está portando de maravilla", insiste Roqué. Y cómo no, dentro de un grupo, siempre hay bromas: "Todo el equipo hizo un test físico y a mí me tomaron mal el tiempo. Al día siguiente lo tuve que repetir solo. Y al siguiente, antes de que el preparador físico me diera el resultado, me encontré con Morientes y me dijo que lo tenía que repetir, que lo había hecho fatal y que si no me daba vergüenza. Claro, yo me acojoné, y resultó ser todo una broma", cuenta entre risas.
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