Difícil examen para Mari Paz
Ciertamente, fue un examen difícil el toro de la confirmación de alternativa de Mari Paz Vega. Había preparado esta reválida durante ocho años, y se la ve con soltura en el ruedo, pero le tocó el hueso de la asignatura y esa lección la llevaba cogida con alfileres.
Era un toraco de 650 kilos -Cantinillo, de nombre- con cuajo, muy serio, que derribó con estrépito al caballo, pero descastado, de muy corto recorrido y con un peligro sordo que aumentó en el curso de la lidia. Se frenó en los capotazos de salida, lo castigó con severidad el picador, y Vega, que dejó el primer tercio en manos de su subalterno El Boni, brindó a la concurrencia y aguantó como pudo los primeros trallazos de su oponente. El toro la medía en cada cite, sin recorrido ni fijeza, con la cabeza por las nubes, y la torera no se lució, aunque tampoco le perdió la cara. Mejoró el animal por el pitón izquierdo, y ahí le faltó a Vega la disposición necesaria para jugarse el tipo. Aprobado justo, por los pelos, más por las muchas dificultades del toro que por la decisión de la torera, algo menguada ante la complicada asignatura.
Pérez Tabernero / Luguillano, Díaz, Vega
Toros de Javier Pérez Tabernero: bien presentados, mansurrones, descastados, deslucidos e inválidos. David Luguillano: pinchazo y casi entera (silencio); pinchazo y estocada baja (silencio). Curro Díaz: cuatro pinchazos y un descabello (silencio); media, un descabello -aviso- dos descabellos, pinchazo y un descabello (silencio). Mari Paz Vega: pinchazo y casi entera caída (ovación); pinchazo hondo (silencio). Plaza de Las Ventas. 3 de julio. Menos de media entrada.
Más complicado, si cabe, fue el sexto, que manseó en el caballo y con el que El Boni se lució en banderillas. Parado llegó a la muleta, con la embestida muy descompuesta, la cara alta y sin fijeza alguna. Demostró Mari Paz que no es torera de pelea. Quiso torearlo despegada y fuera de sitio y los arreones del toro se lo impidieron. Quiso dar derechazos a un toro que no lo permitía y su labor resultó insulsa y muy destemplada. No participó la torera en quites en toda la tarde y se le vio, al final, con una muy justa decisión. El examen fue muy difícil, pero quizás debiera volver en septiembre para aprobar una asignatura que se le ha atragantado. Debe demostrar más confianza y conocimiento si aspira a ser figura.
No es la confianza una virtud que adorne a David Luguillano. Tiene maneras y gusto en el manejo de los engaños, pero le falta el corazón necesario para quedarse quieto cuando la ocasión lo merece. Sus toros no fueron de triunfo, pero difícilmente puede triunfar un torero a la defensiva. Así las cosas, algún natural le robó a su primero, en el que El Chano se lució en dos buenos pares de banderillas, y nada pudo hacer ante el inválido cuarto.
Imposible fue el primero de Curro Díaz por su invalidez y falta de casta. Es éste un torero fino y elegante, pero lo que no puede ser es imposible. Violencia desarrolló el quinto, que derribó al picador Juan Sánchez y le produjo una contusión en la espalda. Díaz no le cogió el aire ni la distancia, se dejó enganchar siempre la muleta y desvaneció toda esperanza de triunfo.
Babelia
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