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Una biografía de Jordi Manent recorre el exilio de Pompeu Fabra

El libro narra los últimos años de la vida del lingüista en Francia

Durante cerca de 10 años, desde principios de 1939 hasta su muerte en 1948, Pompeu Fabra vivió en el exilio en Francia. Hasta ahora, este periodo había sido reseñado en diversas biografías del lingüista, pero no había sido rastreado de manera sistemática. Es lo que ha hecho el filólogo Jordi Manent (Barcelona, 1977) en la biografía Pompeu Fabra a l'exili. 1939-1948.

La biografía ganó el Premio Fundació Ramon Trias Fargas 2004 ex aequo con El temps de la nació. Estudis sobre el problema polític de les identitats, de Jordi Casassas i Ymbert. Los dos libros acaban de ser publicados por Proa.

En Pompeu Fabra a l'exili, Manent documenta los últimos momentos del gramático y lingüista en Cataluña, su salida precipitada hacia Francia junto con otros intelectuales y políticos, las peripecias para instalarse en el exilio con su familia y el trabajo que continuó realizando hasta el final. Aparte de referir la dificultosa elaboración de la segunda edición del Diccionari General de la Llengua Catalana -muchos datos de la cual se conocen gracias a la correspondencia entre Joan Coromines y Fabra, editada en 1999-, Manent aporta información sobre la desaparecida gramática catalana en inglés y descubre la elaboración de una gramática rumana (perdida) y el encargo de realizar un diccionario catalán-francés con Carles Riba, un proyecto que finalmente se descartó. Pero además de su labor como filólogo, Pompeu Fabra, que rechazó en dos ocasiones dejar Francia por la más segura América, también ejerció de forma consciente un papel de "estandarte" de los exiliados catalanes.

"Pompeu Fabra fue denigrado por el franquismo, pero entre los exiliados catalanes era un personaje indiscutido", señala Manent. "Tenía cerca de 70 años, estaba en la cima de su carrera, sus normas habían sido aceptadas en general, su triunfo había sido total y su aportación intelectual había contribuido de forma innegable a la construcción de Cataluña. Tanto por edad como por prestigio, los políticos de entonces lo utilizaron como estandarte de los exilidos, de juez entre las partes. Además, todos tenían en cuenta que Fabra, que podría haber tenido un exilio más cómodo, también había pasado hambre. Era un jubilado más pero sin jubilación y fuera de su país".

En su obra, Jordi Manent amplía y ordena los datos ofrecidos sobre el exilio en las biografías de Josep Miracle, Artur Bladé i Desumvila y Mila Segarra con materiales procedentes de la Fundació Ramon Llull, la organización cultural catalana en el exilio cuyo archivo ha sido cedido recientemente al Arxiu Nacional de Catalunya por la Fundación Sabino Arana, y de la misma familia Fabra. Le ha quedado por investigar el Archivo de Salamanca, donde Manent no duda que hayan ido a parar papeles de Fabra: contra lo escrito por otros autores, el filólogo explica que la biblioteca y archivo del maestro en su casa de Badalona (Barcelonès) no fue quemada, sino desmantelada.

Manent ha realizado también una veintena de entrevistas a personas que convivieron o trataron a Fabra: entre otros, el político Heribert Barrera, el artista Carles Fontseré, el escritor Josep Palau i Fabre y Teresa Rovira, hija de Antoni Rovira i Virgili.

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