Un navegante sin barreras
El italiano Andrea Stella presenta en Valencia el primer catamarán del mundo adaptado para discapacitados
Decenas de inmensos camiones maniobraban ayer en el puerto de Valencia, un día después del final de las regatas previas de la Copa del América. Unos retiraban parte de las infraestructuras, otros proseguían con las obras en la dársena. Acabado el torneo, los megayates habían desaparecido del pantalán. El lujo, el glamour, se habían esfumado. El público, también. Sólo un precioso catamarán de 17 metros y medio de eslora, llamado Lo Spirito di Stella, concentraba la atención de algunos curiosos. ¿Por qué? Por tratarse de la primera embarcación en el mundo totalmente adaptada para personas con discapacidad física. Su propietario, un joven italiano llamado Andrea Stella, se paseaba en silla de ruedas orgulloso de su barco. Y de su valiente historia.
Stella, abogado de 29 años, estaba de vacaciones en Miami en agosto de 2000, sólo un mes después de licenciarse y acabar su carrera en Salamanca. Había alquilado un coche con su novia, Lara, pero tres hombres con el rostro cubierto le atracaron y le dispararon dos veces. La primera bala le afectó al pulmón y casi le mata. La segunda le dañó la médula y le dejó en silla de ruedas.
Su afición a navegar le llevó a construir, cuando se recuperó, Lo Spirito de Stella (el espíritu de Stella, su apellido), un catamarán adaptado para disminuidos físicos. Externamente, parece un barco normal. Pero no lo es. Cuenta con una serie de modificaciones que permiten a un discapacitado desenvolverse sin problemas a bordo: rampas motorizadas, una plataforma elevadora para bajar a un piso inferior, habitaciones y baños adaptados, cocina y muebles a medida, timón hidráulico, más ligero, una silla sobre raíles para ir de babor a estribor, otra plataforma mecánica que se sumerge hasta 30 centímetros en el agua para bañarse y funciona con control remoto.
"Si se puede adaptar un barco, se puede adaptar cualquier cosa", dice Andrea, que se queja de los problemas para los minusválidos en Italia y en España, "muchísimos más que en Estados Unidos". Hace un año regresó a Miami desde Genóva en su barco. En Italia ha ofrecido charlas sobre su experiencia y ha llevado en su catamarán a 250 personas discapacitadas de forma gratuita. Y en Valencia, durante la Copa del América, invitó a otras 60 para presenciar en directo, y sin pagar, las regatas. En dos años, ha completado miles de millas, ha recibido un premio por el diseño de la embarcación y ha ganado una regata atlántica.
Ayer mismo, Lo Spirito zarpó hacia Castellón, acudirá luego a Alicante y el próximo fin de semana regresará a Valencia, donde Andrea y su tripulación esperan la visita de los Reyes de España con motivo de la Copa de la Reina. "Se pueden hacer muchas cosas con el mismo dinero y esfuerzo, tanto aquí como en Italia. Milán, por ejemplo, es malísimo para nosotros", explica Andrea. "Era impensable para un discapacitado ver una regata en directo, no por televisión", añade Carlos Laguna, presidente de Cocemfe -Confederació Coordinadora de Discapacitats Físics de la Comunitat Valenciana- que colaborará con Andrea.
Valencia ha solicitado la celebración de los Mundiales de vela adaptada de 2007, en los que el joven italiano espera participar. Cocemfe ha impulsado el proyecto Un mar sin barreras, que construirá un barco de 34 metros de eslora, adaptado para minusválidos, con siete plataformas elevadoras y tecnología punta que permita que una persona ciega lo pueda dirigir. "Sin barreras, me siento normal. Con barreras, un discapacitado", explica Andrea.
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