Día grande para el Castellón
El club, que será vendido a un grupo empresarial, recupera la categoría tras superar al Zamora
Un día después del ascenso a Segunda del Hércules, Castellón repitió la alegría del fútbol valenciano. El conjunto de Álvaro Cervera derrotó al Zamora (1-0) y certificó su mejora de categoría tras 11 temporadas en Segunda B. Lo consiguió con sufrimiento, con más corazón que cabeza, tras un partido de infarto, trabado y disputado al límite en la segunda parte, en la que los dos equipos jugaron con el cuchillo entre los dientes. Claro que el equipo castellonense se ha acostumbrado a sufrir toda la temporada, en la que no consiguió el billete para las eliminatorias por el ascenso hasta el último partido.
Castalia se llenó por primera vez desde 1994 -desde un encuentro contra el Espanyol en que se jugaba la permanencia en Segunda- y llevó en volandas a su equipo. El equipo de Cervera se adelantó muy pronto, en el minuto 13, con un gran gol de Busto. Recibió, caracoleó y soltó un fuerte disparo pegado al poste izquierdo de la portería. El tanto permitió al Castellón, muy seguro en defensa, jugar con el reloj y arriesgar poco hasta el descanso.
La segunda parte ofreció más patadas, empujones, protestas y juego sucio que fútbol, hasta el punto de que la policía tuvo que intervenir para separar una pelea entre miembros de los dos equipos en los banquillos.
El Castellón regresa así a Segunda -donde se encontrará a Levante, Elche y Hércules-, categoría en la que ya jugó durante 35 temporadas, además de otras 11 en Primera, desde su fundación en 1922. El club dará un importante paso deportivo en su futuro, pero incierto en cuanto a su gestión. La entidad cambiará de propietario en las próximas semanas. El máximo accionista, Antonio Bonet, cederá la tutela de la entidad a un grupo de empresarios. Entre ellos, José Luis García Osuna, que fue representante de futbolistas y en cuyos planes de futuro parece no entrar el actual director deportivo, Fernando Gómez Colomer. También estará Antonio Blasco, actualmente gerente del Elche y que hace dos temporadas ejerció la presidencia del Levante, al que logró ascender a Primera. Bonet, reputado industrial azulejero, recibirá el ofrecimiento de seguir en la presidencia o, en su defecto, tener un puesto de peso en el consejo directivo. El club ha sido sustentado en el último lustro por el mecenazgo de Bonet, en una de las épocas más oscuras de la entidad, que vivió su momento de gloria en 1973, cuando jugó (pero perdió) la final de la Copa del Generalísimo contra el Athletic de Bilbao.
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