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Crítica:DORMIR
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Muros de piedra en el centro de Burgos

PALACIO DE LOS BLASONES, combinación de detalles hospitalarios y habitaciones funcionales

Su mayor ventaja es, paradójicamente, su mayor inconveniente. El emplazamiento en la arteria neuronal del Burgos histórico -dedicada al conde fundador del reino de Castilla, Fernán González- lo convierte todas las noches en el centro de la movida burgalesa. Y, claro, así es difícil pegar los ojos hasta bien entrada la madrugada. Una lástima porque el acceso al hotel es relativamente cómodo: el garaje, en la misma calle, permite la carga y descarga del equipaje sin embarazos para el viajero ni para los transeúntes.

Lo demás son gajes de un palacio que perteneció a los condes de Berberana desde el siglo XVI, en tiempos del fértil comercio con Flandes, cuyas riquezas e indisimuladas ostentaciones se recuerdan en el nuevo negocio de hostelería. Tras su arruinamiento como fábrica de harinas, en la primera mitad del siglo XX, el industrial Joan Calvet ha invertido lo suyo para convertirlo en el hotel de referencia en Burgos.

PALACIO DE LOS BLASONES

Categoría: 4 estrellas. Fernán González, 10. Burgos. Teléfono 947 25 76 80. Fax 947 25 76 81. Internet: www.palaciodelosblasones.com. Instalaciones: garaje, salón de estar, salas de convenciones para 200 personas, bar, comedor. Habitaciones: 64 dobles con baño, calefacción, aire acondicionado, TV satélite, minibar, secador de pelo. Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, no admite animales domésticos. Precios: temporada alta, 130 euros + 7% IVA; temporada baja, 85 euros + 7% IVA; desayuno, 10 euros + 7% IVA. Tarjetas de crédito: American Express, Diners Club, Eurocard, MasterCard, Visa, 6000.

Arquitectura ... 8

Decoración ... 5

Estado de conservación ... 9

Confortabilidad habitaciones ... 7

Aseos ... 7

Ambiente ... 4

Desayuno ... 5

Atención ... 9

Tranquilidad ... 4

Instalaciones ... 7

El yerno de Calvet, Plácido Camarero, se explaya en descripciones históricas mientras guía al huésped por las instalaciones del flamante palacio hotelero. Su ocupación al frente del negocio no le distrae de bajar a la calle en pos del afecto clientelar, y aun de las críticas ajenas, siempre dispuesto a defender el gusto más que dudoso empleado en el atrezo de las estancias. Del salón los Arcos, denominado así por los cinco arcos góticos apuntados y las columnas seudojónicas de impresión pastelera que lo enmarcan, más vale no hablar. Tampoco de la pasarela acristalada sobre el zaguán que une los dos cuerpos de edificio, presidido por una lámpara evocadora de las tartas de desposorios bajo un plafón azul ultramar.

Si hay que decir algo, vívanse las habitaciones privadas, que dejan a la vista sus verdaderos muros de piedra y los recovecos de su anterior uso palaceño. Aquí el diseño contemporáneo, pulcro y funcional, destierra por su confort y estética lo kitsch. Quizá les falte algo de luz natural, a causa de la estrechez de la calle, y una insonorización pertinente con el ajetreo finisemanal que se vive en el lugar.

Una chocolatina como detalle

Pero ningún detalle es superfluo a la hora de acicalarse, descansar, leer, trabajar o habitar el sueño. Sobre las camas atardece una chocolatina, el minibar abastece de refrescos los momentos más intempestivos, el televisor vieja ola desmenuza las noticias por un montón de canales, en el cuarto de baño se regala un neceser repleto de adminículos de aseo y, en la mesa de trabajo, se ofrece información sobrada del hotel junto a un plano de Burgos y un folleto de rutas por su alfoz.

Los dormitorios de la segunda planta son algo más amplios que los de la primera, aunque en espacio y otros privilegios visuales ganan en preferencias los dúplex 415 y 414.

Una de las zonas comunes del hotel Palacio de los Blasones, en Burgos.
Una de las zonas comunes del hotel Palacio de los Blasones, en Burgos.FERNANDO GALLARDO

ALREDEDORES

LA CATEDRAL de Burgos, uno de los monumentos más relevantes del arte gótico, se encuentra a dos pasos del hotel calle arriba. Sus chapiteles y torrecillas despuntan sobre el cielo azul de la ciudad. El itinerario artístico y cultural sigue por la plaza Mayor y gira en torno al Ayuntamiento, el palacio de la Audiencia, el palacio Arzobispal y las iglesias de San Nicolás, San Gil, San Esteban y Santa Águeda. Lo lúdico se concentra en el paseo del Espolón, con el teatro Principal al fondo. Desde el cerro del Castillo se domina toda la ciudad y su contorno, incluidos los puentes sobre el río Arlanzón y el Real Monasterio de las Huelgas, al que se debe ir en coche. El taperío encuentra su gólgota en Gambrinus, uno de los mejores que tiene esta cadena de bares en España.

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