Calibrar el monitor (1)
EL MONITOR
Si importante es la CPU, el ordenador en sí, no menos importante llega a ser el monitor, elemento fundamental para visualizar todos los procesos que se están realizando. Antes de ponerle un monitor, para comunicarse con un ordenador había que utilizar tarjetas de datos perforadas, o una impresora primitiva. El siguiente paso fueron los primeros bicolores de fósforo, hasta las actuales pantallas planas, proyectores o los también clásicos tubos de rayos catódicos.
Ahora todos son en color, millones de colores, de alta definición, con tamaños que se consideran normales de 17 o 19 pulgadas, el equivalente a una pantalla cuya diagonal mide 43,18 o 49,26 centímetros, con unos píxeles o puntos de representación cada vez más pequeños, más precisos y de mayor calidad. Pero todos estos valores no dependen sólo del propio monitor, también de la tarjeta de vídeo que tiene instalada el ordenador que es la encargada de procesar y de transmitir toda la información gráfica al monitor. Tan importante es la una como el otro. La resolución y el número de colores, dos factores fundamentales, se rigen por la capacidad de proceso de la tarjeta y, asimismo, por la capacidad del propio monitor de soportar esas características.
CONTROLES
Por regla general, los monitores incluyen una serie de botones propios, independientes de los controles del ordenador, que sirven para realizar una serie de ajustes directos valiéndose de la percepción visual y personal de cada uno. Son los clásicos de contraste y brillo y, en muchos casos, otros para mejorar la simetría, ampliar y reducir e incluso para corregir el color. Estos controles, aunque ayudan, no son los más precisos para una correcta calibración. En realidad, hay que utilizar una combinación de varios parámetros y de algún programa específico.
AJUSTES MANUALES
Antes de empezar conviene tener presente la iluminación de la zona de trabajo, evitando en lo posible la luz solar directa, cuanto más tenue y con unas paredes de un color neutro, mejor. Evite también los reflejos de la luz en la pantalla; una forma sencilla de hacerlo es protegerla con una visera negra mate. Antes de empezar deje que el monitor se caliente. Algunos monitores (sobre todo los CTR) necesitan una hora para estar a pleno rendimiento, en otros basta con 15 minutos. Los primeros valores que debe ajustar son la temperatura de color que debe ser 6.500º K (grados Kelvin) y valor de gamma 2,2, que es la estándar de Windows.
Si el monitor tiene botones de acceso a su propio menú, acceda a él e introduzca los anteriores valores, si es posible. Si ve la pantalla recortada o desplazada horizontal o verticalmente, es muy posible que desde estos mismos botones pueda corregirlo. Los menús varían entre un fabricante y otro, aunque todos traen los valores básicos de brillo y contraste que más adelante aplicaremos.
PROPIEDADES
Si hace clic con el botón derecho del ratón en algún lugar vacío del monitor, se le mostrará un submenú. Seleccione el apartado Propiedades y se le abrirá el Panel de Control, Pantalla (puede optar por abrirlo también así). Vaya al apartado Configuración y desplace el cursor correspondiente a Resolución de pantalla de izquierda a derecha hasta el final. Le mostrará la máxima resolución que puede aplicar. Tenga presente que el tamaño relativo de representación de los objetos en el monitor, disminuirá de tamaño proporcionalmente al aumento de resolución, por lo que conviene Aplicar previamente el valor elegido y ver si el tamaño de los iconos y del texto en el escritorio es el adecuado para trabajar. Si le parece demasiado pequeño, puede ir disminuyendo la resolución hasta lograr el equilibrio deseado. En el apartado Calidad de color elija siempre La más alta, normalmente la correspondiente a 32 bits.
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