Lanzagorta lleva el diseño gráfico a una galería con una serie de retratos

José Luis Lanzagorta (Palencia, 1958) ha convertido su exposición en Drum (General Etxague, 2) en la demostración de que el diseño gráfico también puede exhibirse con "dignidad" en una galería. El artista presenta en esta sala donostiarra Tipo gráfico, una serie de retratos sobre cartón: cada uno, realizado utilizando un único tipo de letra.

"Yo no soy un ilustrador propiamente dicho ni mucho menos pintor de pincel, sino que utilizo los tipos y los colores para trabajar", explica el artista, fundador de la Orquesta de Mondragón y de Puskarra. "Tipografía en ingles se dice 'typeface', que en castellano puede traducirse como la cara del tipo. De ahí me vino un poco la idea de realizar una serie de retratos. La única disciplina que me impuse fue emplear una única tipografía" por pieza.

Lo que presenta en Drum son rostros de hombres y mujeres construidos a partir de la combinación de números, letras y signos. Cada uno tiene su propia personalidad y refleja un estado de ánimo distinto. Pero Lanzagorta asegura que no hay en ellos nada premeditado. "En ningún momento iba buscando un retrato en particular", dice, "iba surgiendo". El artista, miembro del grupo musical La Buena Vida, realizó primero los dibujos. Luego probó a reproducirlos sobre distintos materiales: lienzo, metal, pvc, papel... El que acabó por convencerle definitivamente fue el cartón, como puede comprobarse en esta exposición en la que también presenta retratos hechos a mano sobre un gran mural blanco.

Lanzagorta, autor de portadas de libros y CD's, campañas institucionales y carteles para eventos como el Festival de Jazz de San Sebastián, se inició en el diseño gráfico a finales de los setenta de forma autodidacta, pero a principios de los ochenta decidió estudiar el oficio en Barcelona. En 1987 abrió un estudio y se estableció por su cuenta. Por eso, porque arrastra muchos años de experiencia, no se ha sorprendido de las posibilidades de la tipografía al realizar la serie. "Lo que sí he hecho es divertirme mucho", confiesa. "En el diseño gráfico, aunque haya una parte artística, tienes una atadura comercial. Pero en este caso, al no estar limitado por un encargo, he podido trabajar con total libertad".