Esencia
Violonchelo y voz: Duas lágrimas de orvalho (Dos lágrimas de rocío). La mujer de negro que canta su dolor, en esa imagen del fado que tan bien ha viajado por el mundo. Aunque en seguida llegó el desenfado, hecho de requiebros e ironía, de Recusa. En su fado hay ahora cuerdas frotadas y hasta tambor. Un sentido Há palavras que nos beijam o el nocturno Meu fado meu, con ese bellísimo sonido que Mariza soñaba y fue a buscar a Río de Janeiro en casa de Jaques Morelenbaum. Además de presentar su espléndido Transparente, recordó obras, como Cavaleiro monge, de los dos primeros discos.
Bajo los focos, se agiganta su figura alargada casi siempre en movimiento. Ama la poesía y se trajo al mayor poeta nacido en Portugal: "Hay una música del pueblo / no sé decir si es un fado / que oyéndola hay un ritmo nuevo / en el ser que tengo guardado". En el fado es relativamente fácil descubrir la impostura. Podría parecer que ella se aleja de las raíces, que el fado se le escurre, huidizo, pero es todo lo contrario, lo tiene más cerca que nunca. Hay que disfrutarla en Primavera, entre el grito y el susurro. Mariza no deja de crecer.
Mariza
Mariza (voz), Luís Guerreiro (guitarra portuguesa), António Neto (guitarra clásica), Vasco Souza (guitarra baja), Paulo Moreira (chelo), António Barbosa (violín), Ricardo Mateus (viola) y João Pedro Ruela (percusión). Teatro Albéniz. Madrid, 17 de junio.
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