Pamela May, figura emblemática del ballet británico
El pasado día 6 fallecía en Londres Pamela May, una de las figuras emblemáticas de la primera generación del ballet británico del siglo XX.
Pamela May era contemporánea y gran amiga de Margot Fonteyn desde que muy jóvenes ingresaron en las filas del Sadler Wells para luego pasar como figuras tempranamente consagradas ya al Royal Ballet. Sus carreras discurrieron paralelas, pero sin una rivalidad concreta.
Pamela May, cuyo verdadero nombre era Doris, nació el 30 de mayo de 1917 en San Fernando, en la isla de Trinidad, donde su padre trabajaba en las prospecciones petrolíferas. A la edad de cuatro años, regresó a Inglaterra, donde enseguida empezó a tomar clases de danza; también estudió con Freda Grant y ocasionalmente fue a París a recibir lecciones de los maestros rusos emigrados a Francia.
Su primera salida profesional, siendo aún estudiante de apenas 15 años, fue a Copenhague en 1932 en un grupo tutelado por la legendaria Adelina Genée. Pero su verdadero debut inglés se produjo en 1934 en una producción de El lago de los cisnes, donde hizo con primor el pas de trois, para ser descubierta enseguida por la balletomanía londinense.
Pamela May destacó enseguida por su línea física, su belleza rubia y su elegancia. Su arabesque fue alabado por Arnold Haskell y Cyril W. Beaumont reconocía tener el corazón dividido entre ella y Margot Fonteyn.
Baron, el más famoso de los fotógrafos ingleses de su tiempo, le dedicó cientos de imágenes en sus libros caracterizada en papeles, algunos que creó con Ninette de Valois, como La Reina Roja en Checkmate (1936); otro de los personajes de Valois ideados para Pamela fue el de Mademoiselle Théodore en el ballet cómico The prospect before us (1940).
Frederick Ashton también creó para ella el papel de La Luna en Horoscope (1936) y The wanderer (1941), aunque el personaje en el que la llevó más alto fue en Symphonic variations (1946).
A partir del año 1952 su carrera escénica dio un giro y pasó a los papeles de mimo y demi-caractere, pues en ese año comenzó a tener severos problemas y lesiones en sus rodillas. Pero Pamela May era fuerte y siguió bailando algunos papeles clásicos.
Fue la primera bailarina inglesa invitada a bailar en el teatro de La Scala de Milán. En Los patinadores (Ashton) creó la Muchacha en Rojo, algo inolvidable por su finura. También asumió los protagónicos de Coppelia, La bella durmiente y El lago de los cisnes.
Al acabar la Segunda Guerra Mundial, Pamela May, que había enviudado hacía poco tiempo -pues su marido, Painton Cowan, había caído en el frente-, hizo con Margot Fonteyn una gira por la Europa liberada
En su amplio repertorio también hubo lugar para los ballets de Mijaíl Fokin -a quien conoció personalmente-, entre los que habría que destacar Les sylphides y El espectro de la rosa.
Pamela May enseñó casi toda su vida activa -desde 1954 a 1978, hasta que se jubiló- en la escuela del Royal Ballet. Gracias a su enorme actividad docente, varias generaciones de bailarinas inglesas pasaron por sus aulas.
Durante un largo periodo fue también vicepresidenta de la Royal Academy of Dance.-
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