Los servicios de Cercanías cierran 2004 con el doble de usuarios que tenían en 1991
Renfe instala en 17 convoyes un sistema que cuenta los pasajeros que suben y bajan
En 1991, los servicios de Cercanías de Barcelona transportaron 190.000 personas cada día laborable. El pasado año se cerró con el doble: 380.000. De las cuatro líneas que había en 2004, la más utilizada es la que une Manresa, Terrassa, Barcelona, Vilafranca y Sant Vicenç, con 130.469 pasajeros al día. Renfe ha instalado en 17 convoyes un sistema que cuenta los pasajeros que suben y bajan con el objetivo de conocer cuántos pasajeros transportan.
Todos los días laborables circulan por la vías férreas catalanas 722 trenes de Cercanías, unos servicios que tienen una longitud de 506 kilómetros en los que se distribuyen 118 estaciones. 43 de ellas disponen de aparcamientos para los usuarios, con un total de 7.700 plazas. Este año, se han incorporado, además otros 14,2 kilómetros y dos nuevas estaciones: Rubí y Sant Cugat, con la entrada en servicio de la denominada Línea C-7, la quinta de Cercanías. El resultado es, en opinión de los responsables de Renfe, satisfactorio: desde 1991, cuando bajo el mandato de Mercè Sala Cercanías acometió la reforma, el número de usuarios no ha dejado de crecer, con una sola excepción: en 1999 hubo una pérdida de 3.000 pasajeros respecto a los 304.000 que se habían transportado en el año anterior.
Este descenso fue ampliamente compensado en 2000, con un incremento de más de 26.000 usuarios de Cercanías. El año 2004 se cerró con un crecimiento medio del 2,36%, aunque en algunas líneas el aumento fue muy superior. Es el caso de la línea de Maçanet-Mataró y aeropuerto, que creció el 3,39%, y la de Maçanet-Granollers-Vilanova-Sant Vicenç, que aumentó el 3,04%.
El incremento del número de pasajeros ha desatado las críticas de hacinamiento; no obstante, las cifras no señalan una situación de colapso. Renfe ha instalado en 17 trenes un sistema denominado Cuper (cuenta personas), que contabiliza los pasajeros que suben y bajan del tren. Se trata de una especie de alfombrillas situadas en los peldaños de acceso en cada una de las puertas del tren que cuentan las personas, diferenciando si entran o salen. Los datos de los sensores son transmitidos a un ordenador central situado en el propio tren y remitidos por modem al centro de control de Cercanías. Esto permite establecer el índice de ocupación de los trenes. La media es del 41%.
Esta media es muy diferente, sin embargo, en función de las horas punta o las de menor demanda, denominadas valle. En las primeras, los trenes se llenan entre el 75% y el 80%. En las horas valle, el porcentaje cae de forma drástica y la media de ocupación es del 25%, teniendo en cuenta que también se reduce la frecuencia de paso de los convoyes.
El problema de la saturación se produce, en cambio, cuando se registra una incidencia que desvía pasajeros de unos trenes a otros.
El sistema permite también establecer la frecuencia de fraude en una estación determinada cotejando el número de personas que suben al tren y el número de tarjetas validadas en las canceladoras. Pero así como el número de usuarios es fiable, según se ha podido cotejar comparando los datos con contajes realizados manualmente, en el caso del fraude los datos son menos fiables porque sólo hay 17 equipos Cuper que se están haciendo rodar en las diversas líneas.
Los servicios de Renfe en Cataluña están también satisfechos por los incrementos experimentados en los trenes regionales, que el pasado año transportaron 10,8 millones de pasajeros. Este servicio ofrece 140 trenes diarios de media, lo que supone unas 50.000 plazas. La línea con mayor crecimiento fue la de Barcelona-Girona-Portbou, que alcanzó 4,3 millones de usuarios, con un incremento del 6,3%. La línea Barcelona-Reus-Móra, en cambio, sólo creció el 0,69% y transportó 2,3 millones de pasajeros.
En estos trenes, el 86% de los pasajeros tienen una edad comprendida entre 16 y 44 años y se desplaza por motivos laborales o académicos. Una encuesta de la compañía ferroviaria señala que los usuarios califican el servicio con 6,65 en una escala entre 0 y 10. El valor más preciado es la limpieza de estos trenes.
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