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Reportaje:

El Chelsea vuelve a los tribunales

El Tottenham acusa al club de Mourinho de intentar fichar a su director deportivo

Cuando José Mourinho, el entrenador del Chelsea, anunció en mayo que sólo quería fichar un delantero, un centrocampista y un lateral izquierdo para la próxima temporada, mintió. Por entonces ya tenía apuntado en su libreta un nombre: Frank Arnesen, el director general del Tottenham Hotspur, que el sábado fue suspendido "con efecto inmediato" por su club por haber comenzado a negociar con el Chelsea a sus espaldas.

"El Chelsea comenzó a negociar con Frank Arnesen sin nuestro conocimiento y consentimiento, lo que es una violación directa de las normas de la Premier", argumentó en su página web el Tottenham. La regla U 10 de la Premier prohíbe a cualquier club negociar o instar al empleado de otro club a que rompa su contrato sin conocimiento de éste, aunque parece difícil que tanto el Chelsea como Mourinho lo desconozcan: la semana pasada fueron multados por la Premier con el pago de 444.444 y 296.000 euros, respectivamente, tras negociar el fichaje de Ashley Cole, lateral del Arsenal, cuando este tenía contrato con su equipo -el jugador, también sancionado, recurrió ayer su multa-.

"Desentendiéndose de su contrato, de sus responsabilidades y compromisos con nosotros, Frank ha indicado que quiere irse al Chelsea", explicó el Tottenham, que pide casi 15 millones de euros por Arnesen -el Chelsea ofrece siete, según la prensa británica- y ha puesto el caso en manos de sus abogados, que amenazan con denunciar al Chelsea ante la Premier.

En el lado contrario, el del club presidido por el millonario ruso Roman Abramovich, la contestación fue fulgurante: "Hicimos una petición oficial para comenzar a negociar con Arnesen hace dos semanas", explicó el Chelsea en su página web. El Tottenham no niega la existencia de la petición, sino su validez: "El Chelsea mandó una carta el 21 de mayo avisando del inicio de las negociaciones, pero iba dirigida a Frank y eso significa por definición que comenzaron a negociar sin que nos enteráramos".

Entre comunicado y comunicado, Daniel Levy, dirigente del Tottenham, y Peter Kenyon, director ejecutivo del Chelsea, mantienen las formas en público y discuten agriamente en privado, como sucedió el viernes en la sede de la Liga.

Frank Arnesen, el danés culpable del enfrentamiento, se acostumbró al éxito como jugador convertido en un centrocampista llegador de referencia, indiscutible en el Ajax, el Anderletch y el PSV, además de máximo goleador del Valencia en la temporada 1981-82, con 13 goles. Su primer año al frente del Tottenham, sin embargo, no ha sido brillante: tras gastar 44 millones de euros en fichajes, los Spurs terminaron séptimos después de un horrible inicio de temporada que obligó a que Martin Jol reemplazase al francés Santini en el banquillo.

Pero el ejecutivo que fichó a Romario y Ronaldo para el PSV tiene dos grandes valedores en el estadio de Stamford Bridge: Peter Kenyon, que negoció con él los traspasos de Van Nistelrooy y Stam al Manchester durante su etapa al frente del club de Ferguson, y José Mourinho, que quiere a su lado a un hombre famoso por su inagotable agenda de contactos y mira con temor la posibilidad de que en su lugar llegue Louis van Gaal, su superior en el Barça.

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