Los alcaldes de las capitales piden a la Junta y al Gobierno más implicación contra el 'botellón'
Los ediles admiten que el "enorme esfuerzo" de los ayuntamientos resulta insuficiente
El problema de la movida juvenil y el botellón ha adquirido tal cariz en las ciudades andaluzas que ha motivado un acontecimiento político sin precedentes históricos: reunir en una misma mesa a los alcaldes de las ocho capitales de provincia. En la cumbre celebrada ayer en Antequera (Málaga), los ocho alcaldes constataron que los esfuerzos municipales para combatir el problema y compatibilizar el derecho al descanso de los ciudadanos con el de la diversión de los jóvenes han resultado insuficientes, y, por encima de sus diferentes colores políticos, exigieron a Junta y Gobierno central una implicación más directa con nuevas medidas y más recursos económicos que permitan acometer políticas más eficaces.
"El tema que tratamos no es exclusivo de los ayuntamientos, que estamos poniendo todo lo que está de nuestra parte, pero esto es también una cuestión de la administración autonómica y de la central, necesitamos sensibilidad con la realidad que vivimos, y ellas también deben arbitrar medidas y recursos suficientes", explicó la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, de IU, que hizo las veces de portavoz de la reunión.
Los alcaldes acordaron pedir una reunión "urgente" al presidente de la Junta, Manuel Chaves, y al delegado del Gobierno en Andalucía, Juan López Garzón, para abordar las aportaciones que esperan de ambas administraciones. Eso sí, los ediles quieren evitar entrar en un largo proceso de discusión. "Plantearemos al presidente de la Junta que necesitamos un tiempo cierto, concreto y expreso para arbitrar las medidas que se estimen necesarias y que debemos abordar desde el diálogo, pero no podemos esperar con carácter indefinido", explicó la alcaldesa de Córdoba.
Aguilar también se refirió a la colaboración del poder judicial, aunque de forma más genérica, para demandar "sensibilidad necesaria y suficiente".
Los alcaldes han invitado al presidente de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP), Francisco Toscano, que se una a esta reivindicación y recordaron que el problema del botellón lo tienen también otras ciudades que no son capitales de provincia. Los alcaldes de las capitales quieren evitar que se malinterprete su iniciativa de unir fuerzas. Hasta ahora no había precedentes de este tipo de reuniones, y habitualmente los municipios plantean sus reivindicaciones a través de la FAMP. "Que nadie piense que queremos vaciar de contenido la FAMP", advirtió Aguilar. De hecho, los alcaldes negaron que la de ayer fuera la primera reunión de un foro con vocación de permanencia, "pero siempre es bueno que hablemos de los problemas comunes que tenemos las ciudades".
El delegado del Gobierno de la Junta en Málaga, José Luis Marcos, dijo ayer que el asunto habría que abordarlo en el seno de esta organización.
La petición al Gobierno central se basará principalmente en asuntos relacionados con la seguridad, aunque los alcaldes evitaron precisar qué medidas esperan de las demás administraciones. "No queremos decir que hay que hacer tal o cual cosa porque no queremos que nos digan que queremos imponer nada a la Junta, y lo que queremos es un diálogo en el que cada parte podamos reflexionar y discutir de forma abierta de lo que podemos aportar", insistió Aguilar. Ni siquiera se pronunciaron sobre si es necesario una modificación legal, u otro tipo de medidas.
El alcalde de Granada y principal promotor de la reunión, José Torres Hurtado (PP), dijo al respecto: "No queremos encorsetar a las administraciones diciéndoles que medidas deben tomar, lo que queremos es que cada uno asuma sus competencias actúe en el ámbito de sus competencias estamos abierto al diálogo y no queremos ir con nada premeditado".
Para los alcaldes, se trata ante todo de una cuestión de principios, en la que hay un reconocimiento de la insuficiencia de la actuación de una sola administración, más que de medidas concretas a adoptar. La alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, lo explicó así: "Después de 15 años somos los alcaldes los que tenemos más experiencia, pero ha llegado el momento de que los demás se impliquen, yo no le puedo decir al gobierno que es lo que debe hacer, pero sí que utilice sus competencias. Estamos aportando muchos recursos, gastando millones de euros en limpieza, en reponer mobiliario urbano y arreglar destrozos, en horas extras de policía local que no tiene competencias en seguridad. Los ayuntamientos ya no podemos hacer más y parece que de esto no quiere saber nadie nada, es un pequeño abuso estar mirando para otro lado".
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre (PP), sí habló con más claridad de la necesidad de "más recursos económicos por parte de todos".
Aguilar sí indicó algunos campos en los que la Junta tiene competencias como educación, cultura, deportes, medio ambiente, salud y consumo, y recordó que el problema del botellón tiene muchos frentes y requiere de medidas transversales. "Hay que dar una solución integral y global, y en ella tenemos que formar parte todas las administraciones", insistió Aguilar.
Abierto al diálogo
El consejero de la Presidencia, Gaspar Zarrías, mostró ayer la disposición del Gobierno a dialogar con los ayuntamientos sobre las respuestas al problema del botellón]]>, aunque sin admitir la dejación de competencias de la que se quejan los alcaldes de las capitales.
"Todo lo que significa la competencia de la Junta de Andalucía se está cumpliendo en cada uno de sus términos, y si los ayuntamientos a través de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias, plantean algún otro tipo de modificación legal, desde la Junta estamos abiertos a analizar de nuevo la problemática y examinar qué tipo de modificaciones hay que hacer a la normativa vigente", dijo el consejero.
Según los alcaldes, el problema del botellón ]]>plantea un primer desafío que es conciliar el derecho al descanso con el de la diversión de los jóvenes. En el documento redactado en Antequera, los alcaldes se muestran "preocupados" por el consumo de alcohol y otras sustancias, porque "a veces aparezcan brotes de violencia" en la movida, y por el "deterioro de ciertos espacios de las ciudades".
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