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Crónica:BALONCESTO | Semifinales de la Liga ACB
Crónica
Texto informativo con interpretación

Estudiantes devuelve el golpe

La semifinal se iguala después de un enfrentamiento en el que el Madrid nunca existió

La semifinal madrileña parece que va de chaparrones y esta vez le tocó al Madrid salir empapado. Lo mereció, sin duda, pues salvo sudor y su habitual despliegue físico, no ofreció nada más, hasta completar una actuación tan frustrante que siembra enormes dudas sobre su futuro en esta serie. Todo lo contrario que Estudiantes, en esta ocasión un conjunto absolutamente reconocible y coherente con lo que suele ser a estas alturas de temporada, y que demostró desde el salto inicial que había llegado al segundo acto con las enseñanzas del primer partido muy bien aprendidas.

En un serie de playoff resulta obligatorio hacer los deberes, y éstos consisten básicamente en extraer acertadas conclusiones de lo que vaya aconteciendo. El transcurrir de los encuentros suele ofrecer claves que cada equipo necesita descubrir, traducir y actuar en consecuencia, sobre todo el que llega perdedor. En esta capacidad de aprendizaje radica buena parte del éxito en enfrentamientos a varios partidos. A Estudiantes le dieron un buen repaso el viernes pasado y entre las diferentes causas que llevaron a tal resultado destacaron dos: los triples de su oponente y la falta de ritmo propio que mostró durante todo el partido, pecado capital cuando se trata de este equipo, pues resalta la línea que separa al Estudiantes excitante y capaz de todo de otro vulgar, sin chispa y desde luego vetado para cualquier empresa de cierta envergadura. Pasaron 48 horas, llegó el segundo acto y todo se dio la vuelta como si de un calcetín se tratara, lo que apunta en primer lugar hacia un excelente trabajo realizado por el cuadro técnico estudiantil. Todos y cada uno de los problemas planteados en el primer choque fueron resueltos de forma contundente. Desde el salto inicial se jugó cómo y dónde quiso Estudiantes. De la mano de Sergio Rodríguez el equipo estuvo enchufado, vital y muy rápido, hasta el punto de que en cuatro minutos tomaron el mando para no dejarlo ya (3-11). La búsqueda de la canasta era directa y la defensa de sus posesiones tan rica en variantes como efectiva, sobre todo en la defensa a Bullock, que enredado y anulado en unas cuantas variantes zonales que siempre le prestaron atención prioritaria. Esta dinámica se confirmó en los siguientes minutos, donde el partido tomó un rumbo tan lineal como sorprendente. Estudiantes era el que metía los triples, robaba los rebotes ofensivos, corría los contraataques y dinamitaba el partido. (20-36, minuto cuatro del segundo cuarto).

REAL MADRID 67 - A. ESTUDIANTES 89

Real Madrid: Sonko (8), Bullock (11), Hamilton (10), Fotsis, Reyes (6); -cinco inicial- Gelabale (9), Bueno (4), Hervelle (6), Herreros (5), Larrañaga (6) y Burke (2).

Adecco Estudiantes: Sergio Rodríguez (11), Jiménez (14), Suárez (7), Patterson (4), Garcés (5); -cinco inicial- Vidaurreta (10), Iturbe (11), Jasen (24), Azofra (2), Miso, Torres y Loncar (1).

Arbitros: Arteaga, Ortiz y Fernández. Excluyeron a Larrañaga (m. 40) y Bueno (m. 40).

Unos 11.500 espectadores en Vistalegre.

Que los estudiantiles hubiesen tomado buena nota de lo ocurrido el viernes cabía dentro de lo previsto. Que el Madrid pretendiese ganar con más de lo mismo entraba en lo temerario. Su apuesta por tres bajos como Hamilton, Bullock y Sonko se mostró mínimamente resolutiva a las primeras de cambio. Su obsesión por ir de tres en tres, viendo que ni sus jugadores estaban acertados ni los de Estudiantes andaban por la labor de que lo estuviesen, fue exasperante. Nada ni nadie supo ingeniarse otra salida, otra opción de juego que limitase una sangría que no tuvo fin hasta que en el último suspiro del primer tiempo Carlos Suérez clavó un triple que dejó el partido, si es que lo hubo en algún momento, visto para sentencia (31-54). Por si alguno esperaba recuperación milagrosa, Pancho Jasen volvió a llamar la atención y dio el cerrojazo cuando quedaban quince minutos por jugar (37-62). De ahí al final, la nada en cuestión de asuntos importantes.

Cambia la serie de público y el Madrid debe mover ficha. El problema es que se trata de un equipo tan marcial, tan exuberante en físico como escaso en imaginación, que no se atisba otro camino para el éxito que lo ya planteado hasta ahora. Presión, fuerza, y que la línea de tres sea propicia. Su problema es que Estudiantes ya lo sabe y, por lo visto ayer, ha descubierto el antídoto.

Hervelle, a la izquierda, lucha por un rebote con Vidaurreta.
Hervelle, a la izquierda, lucha por un rebote con Vidaurreta.EFE

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