Fallaron las jóvenes promesas

Acabó la Feria de San Isidro con el broche de oro de una brava, correosa e interesante corrida de Victorino Martín y un triunfo incontestable de El Cid, la gran figura del momento quien, en unión de César Rincón, ha acaparado los máximos honores de la puerta grande. Ha sido un epílogo emocionante después de una semana torista de continuas decepciones con las corridas de Miura, Partido de Resina y Adolfo Martín.

Han triunfado los veteranos, han fracasado las figuras -léase Enrique Ponce y El Juli-, y han decepcionado las jóvenes promesas que confirmaron la alternativa: Fernando Cruz, César Jiménez, José María Manzanares, Eduardo Gallo, Luis Bolívar y Miguel Ángel Perera.

Tres orejas ha cortado César Rincón, dos El Cid, otras dos Sebastián Castella -la gran revelación de esta feria- y una cada uno Serafín Marín y Matías Tejela, aunque éste no figure entre los que salen bien parados del ciclo ferial.

Triunfaron los toros de Victorino Martín, los de Alcurrucén y los de El Pilar; algunos buenos toros sueltos y muchos inválidos por la arena a pesar de la benevolencia presidencial que, tarde tras tarde, ha pecado de grave incompetencia.

De los novilleros queda poco para el recuerdo. Buenos novillos de Fuente Ymbro y Yerbabuena, y aspirantes modernos, de escasa experiencia y dudoso futuro. Sólo Alberto Aguilar cortó una oreja.

Por último, éxito popular del rejoneo más superficial. Dos trofeos y puerta grande ganó Sergio Galán, y uno cada uno obtuvieron Andy Cartagena, Pablo Hermoso de Mendoza y Álvaro Montes.

Acabó la feria con sólo 11 toros devueltos, como la más esperanzada en el aspecto ganadero, con pocos toreros de triunfo, dos veteranos consolidados y un joven sorprendente, Sebastián Castella.

Atrás quedan 24 tardes de toros, casi 24 llenos y una afición almibarada, que ha soportado mucho, se ha divertido poco y sólo ha disfrutado de verdad con dos héroes artistas: César Rincón y Manuel Jesús, El Cid.