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Un incendio destruye una vivienda en el barrio de Salamanca

Los siete inquilinos quedaron atrapados y fueron rescatados por los bomberos

Los vecinos de la calle de Padilla vieron interrumpido su sueño a las seis de la mañana de ayer, cuando se desató un incendio en el número 53 que obligó a desalojar parte del edificio. El salón de un piso de la planta cuarta empezó a arder por causas desconocidas. El fuego se propagó a otras cuatro habitaciones y amenazó con extenderse por el resto del inmueble. Los bomberos rescataron a los siete inquilinos de la casa afectada con una autoescala. No hubo ningún herido.

La rápida actuación de los bomberos fue determinante para evitar males mayores, según informó Emergencias d Madrid. La existencia del parque número dos de Madrid en la calle de Manuel Becerra, muy cerca del inmueble que se estaba quemando, facilitó que el primer destacamento llegara al piso incendiado sólo tres minutos después de que se recibiese el aviso.

Cuando llegaron al inmueble, de siete alturas, los bomberos encontraron "una bola de fuego de dimensiones importantes", según informó Emergencias. El incendio comenzó en el salón y se propagó con mucha rapidez debido a dos factores: por una parte la composición del salón, con numerosos materiales altamente inflamables como muebles, alfombras y libros; por otro lado, las altas temperaturas que se están registrando estos días en la capital provocó que las ventanas y puertas del piso estuvieran abiertas, por lo que el fuego encontró todo el oxígeno que necesitaba para alimentarse. Las llamas pasaron rápidamente del salón a otras cuatro habitaciones. Todas ellas quedaron destrozadas. El resto de las dependencias de la casa también quedaron afectadas por el intenso humo que provocó el incendio.

Los vecinos, a la calle

Los siete inquilinos de la vivienda incendiada quedaron atrapados y no podían ser rescatados desde dentro, por lo que los bomberos hicieron uso de una autoescala, según informó Emergencias. Todos fueron evacuados por la fachada del edificio sin problemas.

Numerosos vecinos de la zona -en el distrito de Salamanca- habían bajado a la calle para saciar su curiosidad y cerciorarse de que el incendio no suponía ningún riesgo para sus domicilios. El ruido provocado por los bomberos y los gritos de algunos niños despertaron a muchos de los que dormían en los alrededores, que bajaron a la calle a informarse.

Carmen, una vecina de la zona, cuenta que varios niños gritaban muy nerviosos desde las ventanas tratando de atraer la atención de los bomberos. Muchos de los habitantes del inmueble, continúa Carmen, bajaron "con lo puesto", algunos incluso descalzos, por lo que otros vecinos les prestaron ropa y zapatillas.

El incendio calcinó sólo una vivienda, pero otras del inmueble quedaron afectadas por el humo, con la consiguiente desesperación de los dueños.

Las lenguas de fuego, mientras tanto, alcanzaron tal tamaño que salían de la casa por las ventanas que dan a un patio interior y se elevaban hasta las plantas superiores. Las ventanas y persianas de alguna vivienda de las plantas quinta y sexta llegaron a quemarse. Ante el riesgo de que el incendio se extendiese a otros pisos, los bomberos decidieron evacuar a 15 personas más del edificio, pero esta vez por la escalera del inmueble. Los vecinos de las plantas inferiores habían salido antes por sus propios medios sin complicaciones. Las dos familias que ocupan los áticos de la séptima planta se refugiaron en las terrazas superiores, y no llegaron a ser evacuados, según constató un testigo.

Los bomberos tardaron alrededor de 40 minutos en sofocar el fuego, aunque los inquilinos del resto de los pisos que habían sido evacuados no pudieron volver a sus hogares hasta pasadas las ocho de la mañana. Los efectivos del Samur desplazados hasta el lugar no tuvieron que atender a ninguna persona.

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