20.000 personas en la apertura de Festimad con Marilyn Manson como gran reclamo

Pese a que la burbuja de mercurio del termómetro amenazaba con hervir bajo el inclemente sol, la primera jornada del Festimad 2005, que se inauguró ayer en el parque La Cantuesa en Fuenlabrada, registró una excelente respuesta del público -20.000 asistentes, según los organizadores-, ávido por presenciar a los más afamados nombres nacionales e internacionales del metal en sus diferentes caminos. Góticos, heavies, nu metaleros y hasta adictos al punk-rock más garajero se dieron cita en los tres escenarios que componen esta nueva versión del festival madrileño rockero por excelencia.

Hay que reseñar, no obstante, que, si bien el nuevo emplazamiento ofrece posibilidades de cara al futuro, la nueva realidad de este Festimad, más masivo y consolidado, produjo también algunas situaciones de incomodidad que, siendo lógicos por ser la primera vez que el festival se celebra en el recinto del parque de la Cantueña de Fuenlabrada, ocasionaron molestias a los asistentes. Tapón humano en las colas de acceso, dificultades para acceder a la zona de acreditación con el coche, demasiado polvo que tragar a causa de un suelo sin apenas césped y apenas ningún espacio con sombra en un día en el que la temperatura no bajó de los treinta grados hasta casi el anochecer. También merecería un punto de reflexión el hecho de que el cartel se escorara tanto hacia el metal, desoyendo quizá otros estilos musicales que también tienen su público, y mucho, en la comunidad de Madrid.

Después de una larga y calurosa tarde en la que brillaron jóvenes formaciones más o menos nuevas dentro de campo del rock español, es obligatorio reseñar que una de las grandes sorpresas del día fue la actuación -la segunda que hacían juntos- de Skizoo, banda en la que concurren Jorge Escobedo y Antonio Bernardini, guitarristas de Sôber, y el excelente cantante barcelonés Morti, ex Fantástico Hombre Bala. Rock fuerte en tonos oscuros que enseguida conectó con los espectadores, pese a que su álbum de debut ha salido hace pocos días, con sus ritmos potentes, sus guitarras aceradas y un solista con auténtica personalidad. Skizoo demostró ser una banda con recorrido y futuro.

Los primeros foráneos de la jornada fueron los también oscuros Wednesday 13. Practicantes de un deep metal en clave siniestra, su electrizante puesta en escena y los temas de su último álbum Transylvania 90210: Songs of Death, Dying, And the Dead pusieron a saltar a un público que combatía a base de líquidos el calor asfixiante. En la carpa cubierta la réplica la daban los Mastodon, puro rock embrutecido, mientras que enfrente la nota gótica la ofrecían los fineses Nightwish, capitaneados por una cantante de voz aguda y épica, llamada Tarja Turunen.

La línea metálica se vió interrumpida durante las actuaciones de los suecos The Hives, entregados a la causa del revival de bandas como The Seeds o The Remains, y sus vecinos los noruegos Turbonegro, quienes presentaron su último disco Scandinavian Eláter. Como platos fuertes de la velada, los californianos Slayer aumentaron el ritmo y el frenesí guitarrero, a base de doble bombo, voz infernal y unas canciones de tinte apocalíptico. El público que abarrotaba ya todo el recinto quedó encantado con la actuación de Slayer, quizá la más indicada para dejar el ambiente en su punto ideal para que, a eso de las 0.45 h de la noche irrumpiera en escena el último príncipe infernal que ha dado el rock'n'roll: Marilyn Manson