"Fabricar armas es poco rentable económicamente"

Daniel Luz (28 años, Barcelona), coordinador del programa de desarme de la Universidad Autónoma de Barcelona y consultor de la ONU en esta materia, ha participado en Bilbao en una campaña contra las armas.

Pregunta. ¿La lucha contra el desarme es una batalla que se puede dar por perdida?

Respuesta. Es un guerra difícil, pero hemos ganado bastantes batallas. España fue el primer país que empezó a hacer campañas para el control de armas y hemos conseguido muchísimo: que se hable de un tema que no se tocaba, que lo traten las ONG, que los políticos lo metan en sus agendas electorales. Esta nueva campaña (Armas Bajo Control) es para conseguir un tratado internacional vinculante que regule el comercio de armas. Tenemos el apoyo de 20 gobiernos, entre ellos el de España, algo inimaginable hace diez años.

P. Llama la atención que, pese al rechazo social a las armas, no haya habido movilizaciones como en otros asuntos.

R. Pero ahora las está habiendo. Algo muy importante fue el Tratado de Ottawa, que acabó con las minas. Y conseguimos romper el miedo, porque hasta entonces, en 1997, estos temas estaban muy limitados a militares y diplomáticos. Ahora la alta política nos mira con respeto.

P. ¿Cómo ve la situación en Euskadi, que tiene un fuerte componente antimilitarista?

R. Euskadi ha sido un caso muy llamativo: una región tradicionalmente fabricante de armas, pero donde más apoyo hemos recabado. Fue el sitio donde conseguimos el primer apoyo político. Tiene una sociedad civil muy bien organizada y un nivel de concienciación mucho más que la media del Estado.

P. ¿Se fabrican más armas en el País Vasco que en otras partes de España?

R. El sector armero vasco ha entrado en una crisis muy fuerte. La gran mayoría ha cerrado, también por la competencia desleal de la Europa del Este. Y fabricar armas es económicamente poco rentable, a diferencia de lo que se piensa.

P. España es el segundo país, tras EE UU, que más gasta relativamente en investigación militar.

R. Está a la cola de la investigación de los países desarrollados: la mitad de la media de la UE en I+D y un 37% va a investigación militar, aunque hace dos años era el 53%. Se va más dinero a investigar en armas que todo el presupuesto de las 53 universidades públicas españolas. Lo que pasa es que inyectan dinero público a las empresas de armas para que no cierren.

P. ¿Y esto resulta habitual en otros países?

R. Seguramente. El otro día salió en la prensa que han elegido Albacete para montar una fábrica de helicópteros. Cuesta 1.350 millones de euros y el 35% viene del Ministerio de Educación, a través de I+D. Y aparte les pagan el terreno, la construcción de la fábrica y no pagan impuestos. Imagine qué empresario podría tener estas condiciones. Esto es grave.

P. ¿Qué se podría hacer con el dinero de las armas?

R. Estamos investigando qué pasa con las tropas tras las guerras. El cálculo es que dejar las armas y la reinserción de los combatientes en los 23 casos que hay ahora en negociación costaría 100 millones de euros. Una hora de gasto militar mundial son 109 millones de euros. Dinero habría, falta voluntad.