ERC comienza a preparar el asalto a los feudos municipales de CiU en las elecciones de 2007

Con dos años de antelación, Esquerra Republicana (ERC) ha comenzado la preparación de las próximas elecciones municipales, que se celebrarán en la primavera de 2007. El objetivo es dar un nuevo mordisco al poder municipal de CiU, que es la fuerza que tiene el mayor número de concejales y de alcaldes. El líder de ERC, Josep Lluís Carod, afirmó ayer que su partido aspira a convertirse en la primera fuerza municipal en algunas comarcas. ERC quiere aprovechar que ha invertido su situación respecto a CiU, que por vez primera concurrirá sin ser la fuerza de gobierno en la Generalitat y por lo tanto no podrá ofrecerse, como solía, como el garante de la satisfacción de las aspiraciones locales.

La comisión ejecutiva de ERC fijó ayer los objetivos para las elecciones municipales de 2007. Son ambiciosos. Los independentistas quieren conseguir 2.000 concejales, 200 alcaldes, 230 consejeros comarcales y 23 diputados provinciales. Para lograrlo pretenden aumentar el número de candidaturas del partido, hasta llegar a 700, 150 más de las que confeccionaron en las últimas elecciones municipales, y concurrir en todas las localidades de más de 2.000 habitantes.

Alcanzar estos objetivos representaría dar un salto importante. En la actualidad, ERC tiene 1.279 concejales, 123 alcaldes y 15 diputados provinciales, que a su vez representaron en 2003 un gran salto respecto a las anteriores elecciones municipales.

La distribución del poder municipal en Cataluña presenta un dualismo muy característico. CiU es la fuerza con el mayor número de concejales (3.687) y de alcaldes (500), con notable diferencia respecto al segundo partido, el PSC, que cuenta con 2.264 concejales y 220 alcaldes. Esta ventaja en el número de concejales y de alcaldes, sin embargo, no se corresponde con el poder real. Es el PSC, aliado con ERC e ICV, el que gobierna los ayuntamientos de todas las ciudades más pobladas de Cataluña, excepto Tarragona y Sant Cugat del Vallès. Si más de la mitad de los alcaldes son de CiU, más del 80% de la población de Cataluña tiene un alcalde de alguno de los tres partidos de la izquierda.

Esquerra cree que tiene ahora una oportunidad de oro para modificar a su favor esta situación. Carod explicó que su partido va a hacer un esfuerzo especial para presentar candidaturas en las localidades en las que hasta ahora sólo había una lista, que solía ser de CiU o de alguna agrupación de electores más o menos identificable con CiU. Esta situación ha permanecido inamovible durante muchas años, como un reflejo de la larga continuidad de los gobiernos de CiU en la Generalitat. El cambio en el Gobierno catalán ha introducido, a juicio de ERC, un factor nuevo capaz de alterar este equilibrio. Muchas personas que no se atrevían a presentar candidaturas de izquierdas frente al poder local pueden verse ahora más arropadas y decidirse a disputar el monopolio a la derecha local, que a su vez ya no podrá concurrir como la antena local del gobierno de los gobiernos de Jordi Pujol como hacía antaño.

El poder municipal de CiU, con ser grande, está desde 1991 en un declive suave pero constante. En las elecciones municipales de aquel año, CiU logró 4.354 concejales, su máximo histórico. Pero después pasó a 4.239 en 1995 y a 4.087 en 1999 para descender de golpe a 3.687 concejales en 2003.

Es la tendencia inversa que en el mismo periodo han seguido los tres partidos de la izquierda. Y entre ellos, ERC de forma proporcionalmente más acusada. Los republicanos tenían 229 concejales en 1999 y pasaron a conseguir 1.278 en las elecciones de 2003. Los socialistas tenían 1.839 en 1991 y llegaron a 2.264 en 2003. Aunque con cifras mucho más modestas, incluso Iniciativa Verds ha mejorado su posición respecto a 1991, momento en que tuvo 254 concejales, que pasaron a 395 en 2003.

Aunque la competencia principal de ERC en el ámbito municipal se establece con CiU, ello no obsta para que pugne también con los otros dos partidos de la izquierda. El objetivo de ERC es superar al PSC en el número de concejales y disputarle el máximo número posible de alcaldías en las capitales de comarca y localidades medianas, aprovechando su condición de fuerza de gobierno.