Una raqueta con dos cuerdas más
Ferrero pasó de jugar con 16 cuerdas verticales a 18 y encontró el equilibrio
Encontrar el equilibrio en una nueva raqueta no es nada fácil para un tenista profesional. Juan Carlos Ferrero fichó por Head justo antes del Masters Series de Madrid, a finales del año pasado, y no conseguía sentirse cómodo con ninguna de las raquetas que la marca le había propuesto. La adaptación le resultó especialmente dura, no sólo porque le costó encontrar las sensaciones que necesitaba, sino porque, además, el cambio de empuñadura le provocó ampollas en su mano derecha. Aquello le costó algunas derrotas y más de un disgusto: sus ampollas fueron un motivo fundamental para que sólo jugara el doble en la final de la Davis que España ganó ra Estados Unidos en Sevilla, en diciembre.
A Ferrero le costó entrar este año en la temporada. Como consecuencia de las lesiones y los problemas físicos que tuvo el año pasado su clasificación había descendido en picado hasta caer por encima del 90º del mundo. Los resultados no acababan de llegar. Cuando entró en la temporada de tierra batida, el pasado mes de abril, las cosas se arreglaron un poco. Su juego mejoró y comenzó a recuperar sensaciones. Pero le faltaba velocidad de bola y precisión, dos elementos fundamentales para poder desarrollar todo el potencial tenístico que le había llevado a ganar Roland Garros en 2003 y a convertirse en número uno del mundo.
"Jugó las semifinales en Montecarlo y luego alcanzó la final del Trofeo Godó, en Barcelona", cuenta Antonio Martínez Cascales, su entrenador. "Su juego mejoraba en cada partido. Pero en ambos torneos le costaba cerrar los puntos. Cuando buscaba las líneas, las bolas se le escapaban por milímetros, como le ocurrió ante Nadal. Y eso llegó a afectarle psicológicamente". Fue entonces cuando Cascales tomó la decisión de pedir a Head que le proporcionaran una nueva raqueta con dos cuerdas más. "Verás cómo eso le ayuda muchísimo y como va a experimentar un cambio espectacular", le comentó Emilio Sánchez, que siempre jugó con Head y que ahora sigue muy unido a la marca austriaca.
Un día, justo antes de viajar de Villena hacia el torneo de Hamburgo, Cascales apareció en la pista de entrenamiento con un par de raquetas nuevas. "Pruébalas", le dijo a Ferrero. Y él lo hizo. Las notó distintas. Pronto cayó en la cuenta de que en vez de 16 cuerdas verticales llevaban 18. "Me va perfecta", indicó a su entrenador. "La cogió de maravilla. Desde el primer golpe recuperó sus mejores sensaciones y su confianza. Fue curioso, porque le ví ilusionado, con ganas de seguir entrenando. Era evidente que se sentía cómodo".
Pierre Czaya, responsable de raquetas en Head, explicó que Ferrero jugaba con una raqueta modelo Radical de 16 cuerdas verticales y que en Roland Garros jugaría con el modelo Instinct Midplus, de 18 cuerdas. "Estas dos cuerdas de más elevan el control de la bola", indica Czaya. "Juan Carlos ha estado probando varias raquetas y ahora parece haber encontrado el modelo más adecuado a sus necesidades en tierra batida. Puede que para otras superficies vuelva a cambiar". Ferrero encuerda a una presión de 24 kilos las cuerdas verticales y de 23 las horizontales. Es un jugador que desarrolla mucha potencia de brazo.
La cuestión es que en Hamburgo sufrió un pequeño problema en su muñeca derecha y no pudo demostrar su progreso. "Ahora está contento con la raqueta. Físicamente está perfecto y su bola vuelve a ser veloz y precisa como siempre. Creo que está en el mejor momento de la temporada", asegura Cascales. "Si gana un par de partidos en París puede ser muy peligroso. Y eso no me da miedo, porque al final entra como cabeza de serie y no tendrá rivales tan duros al principio".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.