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Crónica:FÚTBOL | 36ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Divorcio total

La derrota del Atlético ante el Betis provoca el hastío de la afición rojiblanca, que abronca con dureza a los futbolistas

El Betis se aproxima a los puestos de Liga de Campeones, jugará la final de la Copa, gana muchos partidos, mete goles. Está bien, dicen. Sin embargo, no juega bien. Apoyado en la torsión heroica de Doblas, en la caja recaudadora de goles de Oliveira, en la intermitencia genial de Joaquín y en la habilidad de Assunçao para trasladar la teoría a la práctica, la pizarra al césped, vence, pero no juega bien. No convence. El Atlético, olvidado por gran parte de su afición, desganado, ajeno a ese torbellino sentimental que lo acaba arrastrando por el desagüe, recordó a un equipo de fútbol. A uno del montón. A uno derrotado, aunque jugó como mínimo con decencia. Pero de fútbol, no de rugby, que es algo.

ATLÉTICO 1 - BETIS 2

Atlético: Leo Franco; Velasco, Pablo, Perea, Sergi (García Calvo, m. 56); Ibagaza, Colsa (Sosa, m. 56), Luccin (Núñez, m. 73); Antonio López; Fernando Torres y Braulio.

Betis: Doblas; Melli, Juanito, Rivas, Varela; Arzu (Benjamín, m. 90), Assunçao; Israel (Lembo, m. 66), Joaquín, Denilson (Fernando, m. 48); y Oliveira.

Goles: 0-1. M. 15. Oliveira de cabeza tras un córner botado por Assunçao. 0-2. M. 37. Oliveira, de penalti señalado por manos de Braulio. 1-2. M. 53. Ibagaza trata de centrar raso, el balón rebota en Melli y entra mánsamente en la portería.

Árbitro: Mejuto González. Amonestó a Juanito, Braulio, Colsa, Doblas, Sosa y Lembo.

Unos 15.000 espectadores en el estadio Vicente Calderón.

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Cuando una voz animosa cantaba la alineación del Atlético por megafonía se oyeron pitos. Una pitada individualizada, uno a uno. Cuando los jugadores del Atlético posaron para la foto, se oyeron pitos. Una pitada colectiva, indiscriminada. Cuando se dispersaron por el césped se oyeron más pitos, todavía generales. Cuando tocaron la pelota Luccin, Colsa, Sergi y, sobre todo, Ibagaza se oyeron muchísimos pitos. Pitos acusadores, pitos privados, intransferibles a otro futbolista. Y eso que en el Calderón había menos gente que nunca. La media habitual es de 45.000 personas. Ayer no llegaban a 15.000. Eran pocos, pero enfadados. Gritaban, por ejemplo, "¡Fuera, fuera!". No estaban contentos. Un detalle: el fondo sur estaba vacío. Sólo hubo aplausos para Braulio, que hizo cosas muy buenas, y Núñez, que hizo cosas.

Una parte minoritaria del público, al igual que en la semifinal de Copa perdida contra Osasuna, intentó asaltar el palco y gritó contra el presidente de la entidad, Enrique Cerezo. En este caso, tras los goles del Betis. Goles sencillos. Goles naturales. Goles, quizá injustos, quizá demasiados. Goles, en cualquier caso, de un equipo mejor que su rival. Porque los jugadores del Betis son mejores que los del Atlético. Aunque racionen su fútbol. Aunque sean rácanos. O mejor, prácticos. Son mejores incluso cuando los rojiblancos respiran hondo, se toman el pulso, se olvidan de la presión y deciden poner en práctica lo propio de su oficio.

Sólo en la primera mitad, el equipo madrileño tuvo más ocasiones que en los seis partidos anteriores. Eso es un problema. Un problema que ha lastrado al equipo toda la temporada. Porque no siempre el Atlético ha jugado de manera tan desastrosa como en los últimos meses. Nunca ha jugado muy bien, es cierto. Pero no tan mal. Eso sí, siempre ha tenido una dificultad casi grotesca para marcar. El tanto en propio puerta de Melli, tras un centro blando y horroroso de Ibagaza dirigido a la nada, fue una parodia de los esfuerzos ofensivos rojiblancos. Una parodia que el público acogió con humor. Con un humor más bien oscuro, aplaudiendo con sorna un gol absurdo. Uno de los dos que ha anotado el conjunto del Manzanares en ocho partidos.

El Betis tiene mucho ganado con Doblas. El portero, cedido el año pasado en el Xerez, donde no cobraba ni jugaba, es una especie de Iker Casillas con coletilla en la nuca. Sacó dos disparos, uno de Velasco a bocajarro y otro de Braulio que cualquiera hubiera apostado porque iban a acabar en gol. Con Doblas y con paciencia, con un extraordinario delantero como es Oliveira, con un par de medio centros muy competentes -Arzu y Assunçao- y con un peso en el césped no sé sabe muy bien a qué cosa atribuible, el Betis dobló al Atlético con facilidad, pero sin juego.

Fernando Torres, abatido.
Fernando Torres, abatido.RICARDO GUTIÉRREZ

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