Mónica Zetterlund, cantante
Mónica Zetterlund, artista sueca, cantante de jazz, actriz de revista y de cine, murió el pasado jueves 12 de mayo al producirse un incendio en su apartamento de Estocolmo.
Una afección en la columna, que padecía desde niña, la había inmovilizado prácticamente en los últimos años, lo que contribuyó a que no pudiera salvarse. Pudo dar la alarma del fuego en su casa y alcanzó a decir que no "quería morir de esa manera", pero cuando llegaron los bomberos, cuatro minutos más tarde, ya era imposible salvarle la vida. Tenía 67 años y su muerte ha causado conmoción en los ambientes en los que trabajó y entre el público que le ha reconocido el don de poseer una de las voces más entrañables de la vida musical sueca.
Había nacido en la comuna de Hagfors, Värmland, de padre músico y desde niña escuchó y se sintió atraída por las voces de Billie Holiday, Ella Fitzgerald y Sara Vaughan. Con apenas 15 años se presentó a una competición para la elección de una cantante en un conocido parque de diversiones, ocupando el segundo lugar.
Por una ironía del destino nadie recuerda el nombre de la ganadora y la "perdedora" en cambio se hizo, por méritos propios, un lugar de privilegio en los escenarios artísticos. Debutó como cantante en Copenhague en una orquesta de jazz y posteriormente regresó a Suecia donde dio a conocer su primer disco, Swedish sensation, que hizo honor a su título y fue premiado con el disco de oro del año. Pero la consagración le llegó con su canción Sakta vi gå genom stan (Lento caminamos a través de la ciudad) que devino en un clásico por su calidad y perdurabilidad.
Dos maestros de la revista sueca, Hasse Alfredson y Tage Danielsson, pusieron sus ojos, como era de esperar, en la joven y hermosa cantante y la incorporaron a su actividades, que abarcaron además de innumerables e inolvidables revistas, filmaciones para la televisión.
También en el cine revalidó su talento aunque en roles secundarios, participando en los filmes de Jan Troell, un maestro del cine sueco, Emigrantes e inmigrantes, entre otros, junto a artistas como Liv Ullmann, Lena Nyman, Gösta Ekman y Max von Sydow. Sus discos, filmes, roles en series de televisión, revistas y teatro, enriquecieron el arte escénico sueco durante casi medio siglo.
A finales de los años noventa, la enfermedad la apartó de los escenarios y de un público que la recordará siempre. Recibió innumerables premios, el último la medalla de oro Illis Quorum, del Gobierno sueco, por "sus muchos años de invalorable contribución a la cultura sueca".
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