Peligro en la calle

El paso de los años nos ha convertido en verdaderos expertos en salvar el pellejo que algunas empresas constructoras vigilan tan poco, y no hablemos ya de la movilidad que parecen empeñadas en limitarnos de manera contumaz. Lo paradójico del asunto es que mientras que hemos asistido a una evolución en las técnicas de construcción, así como en los materiales empleados en ésta, parece que la seguridad sigue siendo la asignatura pendiente.

De lo anterior son expresivos los índices de siniestralidad laboral que tienen en el sector de la construcción uno de sus más importantes exponentes, con cifras muy por encima de lo razonable y a años luz de las que muestran otros países de nuestro entorno.

La construcción de un hotel de cuatro estrellas en la avenida de la Reina Victoria de Madrid es un ejemplo paradigmático de la falta de rigurosidad en la aplicación de las medidas de seguridad más básicas.

Por motivo de dicha obra, desde hace más de un año se ha eliminado al tránsito de peatones en esa parte de la acera, con la consiguiente obligatoriedad de utilizar uno de los carriles de la calzada para este menester, y todo para que los operarios puedan depositar materiales y escombros en un espacio que es de todos. Tengo dos hijos, de uno y tres años, que han estado a punto de ser aplastados (no lo fueron gracias a la intervención de una señora) por una de las vallas de esta obra. Por favor, que alguien se ocupe de las normas, su seguimiento y aplicación para que no se conviertan en mero requisito para lograr una licencia.