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Crónica:BALONCESTO | El Maccabi, campeón de la Euroliga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Tau tropieza en el último escalón

El Maccabi revalida su título europeo a costa del conjunto de Ivanovic, que tuvo su ocasión y la perdió por errores propios

El Tau no pudo completar su trabajo. Se quedó a un paso de la gloria, aunque vuelve a Vitoria sin perder un ápice de la grandeza que ha mostrado en la Euroliga. Lo peor fue la sensación que dejó el partido. Con una actuación algo más entonada y certera podría haber logrado lo que hasta hace bien poco parecía un imposible, pues no fue el Maccabi un rival inaccesible, lo que añade pena a la derrota. Cierto que durante casi todo el partido el título pareció lejano, pero el Tau tuvo su oportunidad y en esos minutos decisivos la desaprovechó más por errores propios que por aciertos ajenos.

Existe un problema de difícil resolución cuando uno se enfrenta al Maccabi. Su capacidad anotadora, tenga la tarde que tenga; el rival al que se enfrente o la importancia del compromiso siempre le sitúan en los alrededores de los 90 puntos. Aunque el cuadro israelí lo consiga con aparente facilidad, esta barrera resulta de extrema exigencia para sus adversarios. Raras veces deja de mantener sus constantes anotadoras, lo que tiene un doble efecto. Por un lado, el enorme esfuerzo físico con el que se aplica defensivamente cualquier equipo que se precie resulta mucho menos efectivo. Por otro, introduce una presión añadida a la hora del ataque, en el que se torna en obligación la recuperación de lo que no se ha conseguido defensivamente. El desgaste físico y, sobre todo, psicológico al que obliga sólo es soportable por equipos muy bien armados moralmente, con paciencia suficiente y con capacidad para poder aprovechar los escasos momentos de sosiego que ofrece el Maccabi a lo largo de un encuentro.

MACCABI 90 - TAU 78

Maccabi: Jasikevicius (22), Parker (12), Burstein (8), Baston (18), Vujcic (13) -cinco inicial-; Kommatos (13), Sharp (0), Halperim (2), Green (0), Dotan (2) y Shelef (0).

Tau: Calderón (16), Hansen (13), Macijauskas (13), Scola (21), David (4) -cinco inicial-; Prigioni (0), Splitter (6), Vidal (5), Betts (0) y Gabini (0).

Árbitros: Brazauskas (Lituania), Cazzaro (Italia) y Jungebrand (Finlandia). Burstein (m. 37), expulsado por personales.

13.607 espectadores en el Olympiyski Arena. El presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero, presenció los últimos minutos desde el palco.

4º CUARTO

3º CUARTO

2º CUARTO

1º CUARTO

26-15

24-24

15-23

25-16

El equipo israelí salió con una seguridad aplastante, sabedor de que debía amedrentar a su rival
Macijauskas nunca tuvo espacio y pocas veces se libró de una defensa enfocada hacia él
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"Hemos jugado con nervios"

Durante el primer cuarto, esos instantes aprovechables no existieron. Los defensores del título salieron con una seguridad aplastante, sabedores de que la primera piedra para construir su victoria consistía en amedrentar lo antes posible al Tau. Entre el vocerío incansable de su hinchada y el acierto habitual, lo consiguieron. Por primera vez desde hace bastante tiempo, el Tau parecía superado por la situación y mostraba su cara menos agraciada. Dificultades para la circulación del balón, errores anteriormente no cometidos, nervios ostensibles o tiros errados en buena posición se sumaban a la persecución, por lo civil o por lo penal, a la que era sometido Macijauskas. No hacen faltan muchos vídeos para saber que el Tau respira en gran medida por el lituano. Si siempre es importante su concurso, en un partido planteado a muchos puntos, como suele hacer el Maccabi, se convierte en imprescindible. Y por ahí se escapó buena parte del partido. Machi nunca tuvo espacio y pocas veces se libró de una defensa prioritariamente enfocada a su persona. Los cinco únicos tiros de campo que le permitieron en todo el partido fueron un bagaje harto significativo de que el Maccabi consiguió su objetivo.

Aun así, a trancas y barrancas, sufriendo como sabe, el Tau se ganó el derecho a tener el momento para cambiar el destino anunciado antes del partido y refrendado durante el primer tiempo (39-50). Porque, a la vuelta del vestuario, el Maccabi fue perdiendo gas poco a poco y, lo que es más importante, le entró cierto nerviosismo que tenía su reflejo en la grada, que casi callaba. No le ayudó que su gran estrella,Parker, se empeñase en enmendar anteriores errores jugando él sólo contra el mundo. Lo único que consiguió fue aumentar su lista de fallos y colocar al Tau a tiro (60-62, a 11 minutos del final).

Como frente al CSKA de Moscú, el partido vivió entonces cinco minutos de indefinición, con más errores que aciertos, a la espera de que alguien diese el primer paso. Esta vez no fue el Tau. En esta ocasión no aparecieron los triples salvadores de Macijauskas ni las canastas liberadoras. El Tau chocó demasiado con su propia incapacidad para llevar el partido a su terreno y terminó desfondándose definitivamente en cuanto el Maccabi volvió a tomar una delantera significativa. Ni la mente ni el cuerpo les daba más de sí y, aunque nunca perdieron el coraje, vieron escapar el título con un punto de resignación.

Así, en los últimos minutos, el Maccabi pudo celebrar su justa victoria, pues ha demostrado por segundo curso consecutivo que incluso sin desarrollar su mejor juego cuenta con argumentos suficientes para hacerse inaccesible, salvo que su contrario logre una actuación convincente. No fue el caso del Tau, que, por otro lado, no tiene ninguna razón para no sentirse orgulloso de todo lo conseguido en una Final a Cuatro en la que Jasikevicius fue designado el jugador más valioso y en la que el tercer puesto fue para el Panathinaikos, vencedor del CSKA por 94-91 tras dos prórrogas.

Vujcic encesta pese al esfuerzo de Scola por impedirlo.
Vujcic encesta pese al esfuerzo de Scola por impedirlo.ASSOCIATED PRESS

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