Hijos de Al Bano
¿Está viva la hija desaparecida de Al Bano y Romina Power? Esta pregunta justifica toneladas de sensacionalismo especulativo en Tele 5. Si en su día el Quién sabe donde de Paco Lobatón se convirtió en agencia de personas perdidas, el caso de la hija de Al Bano presenta elementos más perversos.
Coartada
En el fondo da lo mismo que la chica esté viva o muerta. Lo importante es estimular a la audiencia con presuntos indicios y refutaciones categóricas que se retroalimentan no tanto para resolver el caso como para transformarse en espectáculo rentable por sí mismo. Lo que se crea es un negocio parasitario con aspecto de investigación detectivesca y que exprime el dolor o la esperanza de los auténticos protagonistas. Los que manejan los indicios son las estrellas, y se despedazan entre ellos, con más o menos modales o a lo bestia, como hicieron Coto Matamoros, Carlos Ferrando y Jimmy Giménez Arnau desde la cadena de la competencia. Si el caso no se resuelve, no descarten que al final nos pidan a los espectadores que opinemos y decidamos el desenlace de la historia a través de una votación telefónica.
Serrat
Coincidieron el mismo día y a la misma hora Joan Manuel Serrat en Las cerezas (La Primera, TVE) y el retorno de Hospital Central (Tele 5). Serrat habló de cáncer y admitió que uno nunca se lleva bien con esa palabra y menos aún con sus efectos. "Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio", recordó echando mano de uno de sus versos. En Hospital Central, mientras tanto, las enfermedades justificaban las andanzas de un grupo de personajes verosímiles pero menos reales que un Serrat al que, en general, sus entrevistadores tratan con un cariño que, por exceso, empobrece el diálogo. Julia Otero no fue una excepción y se expresó con admiración más de fan que de periodista. "Lo más duro de todo el proceso fue estar un año y medio sin tomar vino", dijo Serrat recordando su experiencia como enfermo. La ironía es el lujo de los vivos y el mejor antídoto contra el exceso de transcendencia.
Estrés
Gran momento televisivo en el Cada día (Antena 3) del miércoles, a las 12.30. Dialogaban María Teresa Campos y Josemi Rodríguez-Sieiro, experto en buenas costumbres. Hablaban de cómo comportarse cuando se comen huevos fritos. De repente se enzarzaron en una discusión agria, delirante y absurda que puso de manifiesto el carácter de Campos y la susceptibilidad de Rodríguez-Sieiro, cuyo encanto parece consistir en reñir a los espectadores que se dignan hacerle alguna consulta. Josemi es a la urbanidad lo que Carlos Pumares al cine. "Estás desvariando y me preocupa", le dijo al final Josemi a María Teresa, y entonces empecé a sospechar que los huevos eran una excusa para, subliminalmente, hablar de otras cosas.
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