Empaque formal

Cante y baile se repartieron la función. En el baile, Mari Paz Lucena, joven andaluza afincada en Madrid que poco a poco se va situando en un buen puesto en el escalafón. Es bailaora seria, que no hace concesiones a los tics y otros vicios formales tan frecuentes en el baile flamenco actual.

Tiene aún que afinar cosas. Por ejemplo, la mecánica con que a veces lleva el baile, que le hace perder verdad y jondura. Baila, en cambio, con un empaque formal importante.

Tangos, alegrías, soleá con bulerías. Tres estilos -el segundo, de pareja con Téllez, elegante- que le permitieron acreditar una clase indudable y de solvencia.

Salomé Pavón cantó bien, haciendo gala como siempre de sus ancestros familiares. Ahí es nada, la casa de los Pavón, la casa de Caracol. Fue de menos a más, calentándose a medida que avanzaba el recital.

Por siguiriyas estuvo brillante, por bulerías se adornó con unos pasos de baile muy adecuados. Recital serio, de una cantaora que quizá no tiene muchas oportunidades de demostrarlo, pero que es muy flamenca. Las sevillanas las bordó, cantándolas despaciosamente con un buen acompañamiento al toque de José María Molero.